Las huestes populares que habitan por estas tierras están un poco desilusionadas porque sus dirigentes andan desaparecidos. La presidenta regional, María Dolores de Cospedal, está muy ocupada en la capital de España con los problemas que están cercando al partido y, por si fuera poco, tiene que desplazarse por muchos lugares para levantar la moral a la tropa del Partido Popular en esas convenciones que un día sí y otro también programa la formación para, por si se repiten las elecciones generales, intentar no perder el voto de los más afines y que Rajoy continúe en primera línea.
Además, en Toledo no hay muy buen ambiente para la propia Cospedal, pues el juzgado está pidiendo documentación sobre la posible mordida en el ‘caso de la basura’. Quizá por ello, tampoco el secretario regional, Vicente Tirado, no se deja ver todo lo que los militantes desearan. El número dos del PP quiso hacer ingeniería política y llegar a un acuerdo con Podemos para tumbar los Presupuestos Generales en las Cortes regionales, pero al final esa ilusión no se hizo realidad.
Y en lo que respecta al PP toledano la cosa no pinta mejor. En la Diputación se debate sobre el uso de los pisos de la calle Cardenal Cisneros por el anterior equipo de gobierno popular y se está en un tris de reprobar al expresidente y pedirle su acta de diputado provincial. Un expresidente que es Arturo García-Tizón, la persona que dirige el PP de Toledo.
Pero aquí, en la cámara provincial, el Partido Popular sí da guerra, aunque no sea la más productiva para la formación de la gaviota. No acude a la asamblea del Consorcio, ni tampoco a la Comisión de Seguimiento de los pisos y denuncia, a su manera, las contrataciones que se realizan en esta institución.
Y en Talavera, la bicefalia que reina en el PP no coincide en un asunto tan capital como el trasvase del Tajo. El presidente José Julián Gregorio, quizá por aquello de ser el delegado del Gobierno, apoya este esquilme del río y el alcalde Jaime Alberto Ramos parece que se coloca en contra. Una operación ésta última, por cierto, que ha cosechado elogios que vienen de algunos que no hace mucho tiempo no cesaban de censurar a Ramos. Y esto, me da a mí, que no es buena señal.
Pero al PP siempre le quedará Carmen Riolobos. Esa sí que está presente y no abandona la bandera de la crítica al adversario político; aunque, bien es verdad, que a su manera. Y es que Riolobos que nació políticamente para el gobierno, rápidamente se incrustó en la oposición y en ese campo sabe moverse. Ella es, por ahora, casi el único faro que alumbra en el Partido Popular.
