Cuatro años y medio han pasado desde que Tierras de Cerámica se constituyó en asociación, en el mes marzo de 2015, con el objetivo de que las técnicas tradicionales de la cerámica artística de Talavera y Puente del Arzobispo obtengan la calificación de Patrimonio de la Humanidad, en su calidad de bien inmaterial por parte de la Unesco.
Un objetivo por entonces lejano y un tanto quimérico, aunque vital para la subsistencia de un sector cerámico local y comarcal sumido desde los años 90 en una tremenda crisis comercial y laboral, tras siglos de gloria y esplendor.
Sin embargo, merced al arduo, denodado y ejemplar trabajo de Tierras de Cerámica el ‘lejano y quimérico’ objetivo está, tan sólo, a menos de dos meses vista de su ansiada, merecida e histórica concreción.
Y es que será durante los días 9 y 14 del próximo mes de diciembre cuando se decida la suerte final e inmaterial de la técnica cerámica talaverana y puenteña, en la XIV reunión anual del Comité Intergubernamental de Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco que se celebrará en la ciudad colombiana de Bogotá, la primera ciudad de América latina que acoge tan relevante y decisivo encuentro.
Allí, los 24 miembros que componen este comité evaluarán una candidatura que, en el transcurso de la larga lucha difusora y reivindicativa de Tierras de Cerámica, ha ensanchado su repercusión, miras y fuerzas con la incorporación a la misma de la tradición cerámica de las ciudades mejicanas de Puebla y Tlaxcala.
Así, la candidatura oficial a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, aprobada en el mes de abril de 2018 por el Consejo del Patrimonio Histórico, lleva finalmente como denominación ‘Procesos artesanos para la elaboración de la talavera (cerámica) de Puebla y Tlaxcala (México) y de la cerámica artística de Talavera de la Reina y El Puente del Arzobispo (España)’.
Una candidatura que, por otra parte, cumple a rajatabla con lo que exige y valora la Unesco a la hora de incorporar a su lista de bienes inmateriales las distintas manifestaciones sociales, culturales o artesanas aspirantes, como es el apoyo e iniciativa ciudadana y las medidas de salvaguarda y buenas prácticas de que disponen.
En el caso de las técnicas cerámicas de Talavera y Puente, la iniciativa la demuestra y personaliza la ingente labor de la propia Tierras de Cerámica, mientras que las medidas de salvaguarda quedaron oficialmente corroboradas con la declaración de Bien de Interés Cultural por parte de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, en octubre de 2015 y su posterior inscripción en el registro nacional.
Para más inri, la pujante asociación cerámica ha realizado un encomiable y potente trabajo de difusión e información, con Pilar Campillejo y la actual presidenta Magdalena Corrales a la cabeza, en forma de testimonios personales, documentación audiovisual, ciclos de conferencias, tertulias, promociones en Fitur y Farcama, así como puntuales apariciones en el Congreso de los Diputados.
También son de destacar los viajes realizados a México para participar en eventos cerámicos y otros medios de promoción como el cupón de la ONCE dedicado a Tierras de Cerámica el 5 de mayo de 2016, el nombramiento del prestigioso interiorista lagarterano Tomás Alía como embajador de la cerámica de Talavera o la aportación, tampoco baladí, del talaverano y líder del grupo Lobos Negros con su novedosa guitarra de cerámica.
Una búsqueda constante de apoyos y difusión, a la que hay que sumar el compromiso inquebrantable de los Ayuntamientos de Talavera y Puente, el más que inminente respaldo de las Cortes regionales tras la buena aceptación del proyecto por parte de su presidente Pablo Bellido o, como demostración más reciente, el desplazamiento a París de una delegación encabezada por el presidente regional, Emiliano García-Page, para hacer patente el apoyo de Castilla-La Mancha a la candidatura ante la directora del Centro del Patrimonio Mundial de la Unesco, Mechtild Rösler, y el embajador español ante este organismo, Andrés Perelló.
Para redondear la gran faena de Tierras de Cerámica, tal vez sólo reste el empujón final, de una sociedad talaverana que a través de sus colectivos y asociaciones debería hacer, de aquí a diciembre, una demostración general y cotidiana de uso y defensa de los elementos cerámicos, auténticos santo y seña de la identidad talaverana.
Todo por impulsar la candidatura a la declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y, sobre todo, para contribuir al desastacamiento económico, laboral e industrial de un sector cerámico sucesiva y paulatinamente debilitado por las restricciones aduaneras de Estados Unidad tras el trágico 11-S, la desigual competencia con productos asiáticos de menor calidad y precio, así como por los demoledores efectos de esa crisis económica todavía no superada y que supuso el cierre de un sinfín de talleres y el consiguiente despido de cientos de trabajadores.
Una declaración que sería fundamental para asegurar el relevo generacional en un sector cuyos integrantes son actual y mayoritariamente de avanzada edad, necesitando de savia nueva para mantener ese espíritu artesanal que ha dado fama mundial a Talavera y cuya esencia debe volver a ser nuestro santo y seña.
Y para ello, nada mejor que proteger oficialmente las técnicas cerámicas de Talavera y Puente como bien y regalo inmaterial para toda la humanidad.