La Guardia Civil ha detenido a un hombre, vecino de Valmojado (Toledo), acusado de practicar caza furtiva durante más de dos años en una finca en Villamanta (Madrid) y que puede estar relacionado con la muerte de quince animales, de ciervos a gamos, que fueron decapitados para hacer trofeos con las cabezas.
Según ha informado la Comandancia de Madrid de la Guardia Civil, las investigaciones comenzaron en 2018, cuando el guarda de la finca interpuso varias denuncias donde alertaba del hallazgo de diferentes cuerpos de animales que habían sido decapitados.
Desde esa fecha, el Servicio de Protección de la Naturaleza (SEPRONA) estableció un dispositivo y la Patrulla de Villamanta fue reuniendo datos que le permitieron localizar a un posible sospechoso vecino de la localidad de Valmojado (Toledo).
Gracias a este despliegue, el pasado febrero los agentes descubrieron durante la noche el vehículo del posible culpable en una carretera cerca de la finca y lo inspeccionaron.
Dentro del automóvil encontraron un rifle, cartuchos del calibre 308, varias vainas de diferentes calibres detonadas, ropa de camuflaje, emisora portátil, focos, y cebo para animales, así como una bolsa con restos de sangre.
Explorar la zona
En ese momento no se encontró ningún animal o pieza abatida, por lo que no se pudo proceder contra él, pero ante las sospechas de que pudiera haber ocultado el trofeo en algún lugar cercano, los agentes decidieron explorar la zona.
A la mañana siguiente se consiguió localizar en el interior de la finca el cadáver reciente de un ciervo decapitado, del que se obtuvieron restos de ADN que fueron remitidos al laboratorio de criminalística de la Guardia Civil para compararlos con los restos de sangre obtenidos de las pertenencias del sospechoso.
Tras recibirse los resultados positivos, se detuvo al individuo, un español de 38 años que ya ha pasado a disposición de la autoridad judicial, por delitos de caza furtiva.
A lo largo del tiempo, se han presentado un total de seis denuncias por caza furtiva en el interior de la finca de 650 hectáreas, donde se logró dar muerte a un total de 15 piezas de diferentes especies.
Su objetivo era principalmente ciervo, llegando a abatir a uno clasificado medalla de oro, pero también se han encontrado restos de gamo, jabalí y muflón.