Hoy visita esta sección de Veteranos de la Unión Deportiva Santa Bárbara otro de esos futbolistas que nacieron para el fútbol en la entidad toledana y que llevaron el nombre de la Ciudad Imperial, en general, y de este simpático club, en particular, por todos los rincones de la geografía española.
Se trata de Juan Carlos Braojos de Santiago, que nació en Toledo en el año 1958. Comenzó a asombrar bajo los palos a los quince años de edad cuando se enroló como portero en el UD Santa Bárbara, equipo en el que actuó durante tres temporadas.
Fue cuando contaba con dieciocho años cuando Juan Carlos ficha por el CD Toledo. El equipo verde deambulaba en la categoría de Regional y con Braojos defendiendo su meta asciende a Tercera división. Fue al año siguiente, en 1977, cuando el portero toledano decide hacer las maletas y firmar con el Atlético Madrileño un contrato de seis temporadas.
Supuso el despertar de Juan Carlos en el fútbol profesional, pues en el club colchonero tiene como entrenador a Joaquín Peiró y coincide con un ramillete de jugadores como Tomás Reñones, Pedraza, Marina, Julio Prieto o Clemente, que más tarde jugarían en el primer equipo del Atlético de Madrid.
El Atlético Madrileño, con Juan Carlos como cancerbero, logra ascender a Segunda división A y esto le hace labrarse un nombre dentro del siempre difícil mundo del fútbol. Así, en 1985 y ya con veintisiete años de edad, el arquero toledano se compromete durante cuatro temporadas con el Linares, un equipo que a los mandos del madridista Enrique Mateos se convierte en uno de los cocos de Segunda división.
Una vez que finalizó su etapa en el club andaluz, Juan Carlos Braojos regresa a Toledo y acepta una oferta de trabajo en la empresa Laboratorios Indas y, de paso, le ofrecen jugar en la población en la que está asentada la empresa: Portillo. Y lo hizo durante tres años, convirtiendo al equipo en uno de los más potente de aquella Tercera división.
Aquí fue el adiós como futbolista de Juan Carlos Braojos. Eso sí, sigue vinculado a la empresa Indas, entidad en la que ha trabajado durante 32 años como maquinista industrial.