Con la asistencia de cerca de 500 personas, la plaza de La Hispanidad de Talavera ha sido escenario este sábado de la misa de campaña que presidida por el arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, ha servido como acción de gracias porque el derrumbe de la cubierta de la iglesia parroquial de San Juan de Avila se saldara únicamente con daños materiales.
Así lo refirió Braulio Rodríguez en una homilía en la que dejaba constancia de que en otras circunstancias el suceso se podía haber cobrado también “pérdidas humanas”, por lo que se felicitaba porque el hecho de que el derrumbe, la próxima demolición de los restos que se mantienen todavía en pie y la futura construcción de un nuevo templo “únicamente nos costará dinero, que no es lo importante ni lo más perentorio”.
En esta misma línea argumental, para el arzobispo, junto a la ausencia de daños personales, la principal lectura a sacar de lo sucedido “es la unión de todos” a la hora de afrontar las consecuencias del desplome. Así, agradecía la colaboración encontrada hasta el momento en vecinos, ayuntamiento, bomberos y otras instituciones, abogando por mantener “este esfuerzo” en pro de la continuidad de la actividad parroquial pese a no contar con un templo y hacer posible las tareas de construcción de una nueva iglesia, para lo que, advertía, también será preciso contar con apoyos y habrá que aguardar el tiempo necesario.
Braulio Rodríguez ha oficiado la eucaristía celebrada en una tarde primaveral en compañía del vicario de Talavera, Felipe García Díaz Guerra, y Luis Mariano Gómez, párroco de San Juan de Avila y arcipreste de la ciudad. Además también han participado más de una decena de sacerdotes de las distintas parroquias talaveranas.
Para la ocasión fue instalado un altar presidido por una pequeña talla de la Virgen de Fátima y la fotografía de San Juan de Avila. Entre los presentes en la plaza de la Hispanidad se encontraba el alcalde, Jaime Ramos, que siguió la ceremonia acompañado por varias de las concejalas de su gobierno.