lunes, 25 noviembre 2024
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Todos queremos ‘botón del pánico’

Me mola a mí, velaíle, la sugerencia planteada al Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (SESCAM) por la rama sanitaria del sindicato CSIF, tras la reprobable e inadmisible agresión sufrida por dos trabajadores del Centro de Salud de Tomelloso hace escasas lunas.

Resulta que, entre otras reivindicaciones en prevención de riesgos laborales,  el sindicato de marras propone a las autoridades competentes o incompetentes, según el boleto que a cada cual toque en la tómbola sanitaria, la instalación en las consultas médicas del llamado ‘botón del pánico’. Un timbre de alarma, en definitiva, camuflado y conectado directamente con la policía, de uso ya generalizado en los bancos y que se acciona cuando la integridad de las personas, animales o cosas está en peligro.

CS Virgen Viñas Tomelloso
CS Virgen de las Viñas de Tomelloso, donde se produjeron las agresiones

Una oportuna y conveniente iniciativa sindical que en estos barrios bajos de opinión y mogollón vamos a hacer extensiva, siempre a modo de flecha comanche como obliga el título de esta sección, a “todo Dios”, que diría la guerrillera y revolucionaria monja Sor Lucía Caram.

Porque, tú verás, pánico, lo que se dice pánico, tenemos todos. O casi. Pánico tienen, un suponer, las miles de personas atrapadas en el tenebroso pozo del desempleo, sombras de auténtico pánico acompañan el incierto deambular de esos jóvenes esclavizados con los contratos basuras o directamente obligados a la emigración y al desarraigo,  y de pánico se alimentan también, ojo al dato, los propios pacientes de las citadas consultas médicas, cuando ven la reducción de camas, la saturación de los profesionales, la reducción de las plantillas sanitarias y el consiguiente aumento de las listas de espera.

Bajo incontrolable pánico viven y actúan, asimismo, los que firman cualquier operación con esas ‘inyectadas’ entidades bancarias, que luego tiran de letra pequeña para dejarte más limpio que un jaspe, los que se asoman al Tajo para corroborar que el agua es sueño, los alumnos de esos centros públicos claramente discriminados y desasistidos respecto a los privados o concertados y, por resumir, todos los contribuyentes que no saben si con su dinero se va a hacer un hospital o una tourné por los países fiscales más floridos y rentables.

Oséase que si de poner botones de pánico se trata, aquí y ahora, clm.com por supuesto, proponemos que los mismos se instalen de manera generalizada. En las oficinas de empleo, en las empresas, en las salas de espera, en las colas bancarias, en la Confederación Hidrográfica del Tajo, a las puertas de los colegios, en los corruptos cenáculos de determinados cargos y cargas, e incluso a pie de urna. Así, todos tendremos la opción de apretar el botoncito para alertar de los desmanes públicos que nos circundan y que atentan contra nuestra dignidad e integridad. Botón del pánico del pueblo y para el pueblo, que diría el otro.

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