La corrección política puede estar bien, pero la corrección política seguramente te impedirá decir muchas de las cosas que querrías contar. Y como contarlas. En la manifestación del día 11 se insistió en que era una concentración que no se hacía contra nadie, que no se había promovido hacia nadie; no estoy de acuerdo en absoluto y es que de nuestros males y desbarajustes de los últimos tiempos, de nuestra ruina hay responsables con nombres y apellidos y me parece de una ingenuidad trivial no decir bien alto tales nombres que por otra parte son bien conocidos.
A parte de los caciques talaveranos que pretenden sacar tajada de todas y cada una de las mejoras de Talavera, “mordidas” producidas en lo que ellos consideran “su cortijo” están los políticos tanto de aquí como de Toledo que han resultado a lo largo de los años mortalmente tóxicos para la ciudad: Bono, Page, Gonzalo Payo, Fuentes Lázaro, Cospedal (no “de Cospedal) etc.
Todos letales para Talavera, junto con sus consejeros venenosos, además de toda la patulea de funcionarios disfuncionales que han estado al frente de la comunidad desde la Transición. Recuerdo ahora a aquel Luis Arroyo de mala memoria en Talavera que con toda su cara declaró que a él la universidad en Talavera “se la traía al fresco”, etc.
Los extremeños también se han hartado de que les traten como españoles de segunda y han ido a protestar al mismísimo Madrid reclamando un tren digno; parece que la convocatoria ha sido otro éxito y eso tiene que alegrarnos porque a nosotros nos va mucho en ello, la línea que reclaman se modernice es la Badajoz-Cáceres-Plasencia-Madrid que nos toca de lleno a no ser que algún cerebro privilegiado de la Junta de Comunidades disponga que esta ruta tenga que pasar por algún pueblo de La Mancha, Alcázar de San Juan, o Tomelloso por ejemplo.
En la petición participa la asociación extremeña Milana Bonita que también ha tomado parte por Talavera y que asegura que en todo el tramo ferroviario de Extremadura no hay ni un solo kilómetro de vía electrificada, y existen traviesas de madera del siglo XIX.
Los ciudadanos nos estamos hartando de que no nos escuchen y nos arrinconen sólo por no ser nacionalistas o no haber pegado tiros en la nuca. Así de claro.