Parece que la cámara de Miguel Betis ha querido despedir el invierno y dar la bienvenida a la primavera inmortalizando al rey del color. Y es que hoy trae a este rincón tan talaverano a ese artista que ha sido distinguido como hijo predilecto de la ciudad y que ha conquistado tanto a Talavera como a su comarca con sus pinceles y trazos.
Julio Mayo soñó desde niño en convertirse en el pintor de Talavera, de sus Antiguas Tierras y del Balcón del Tiétar. Demostró su amabilidad a los talaveranos desde el mostrador de Almacenes Carrión, un establecimiento que estaba situado en aquella calle comercial que era San Francisco y que hoy está en vías de extinción; y más tarde les llenó de alegrías usando su arte para ganar premios y agasajarlos con sus exposiciones.
Rescató con su atril la arquitectura de las poblaciones de la sierra de Gredos antes de las modernas edificaciones acabaran con ella y, además de su pintura, cultiva una creatividad a prueba de bombas, tal y como lo demuestra el barco que ha armado de marquetería que se aprecia en la imagen de Betis y del que se siente enormemente orgulloso.
Este es Julio Mayo, ese hombre al que es fácil verle en los Jardines del Prado o en cualquier lugar de la comarca creando postales con su paleta y con su alma.