Las actuaciones de remodelación de espacios urbanos en Talavera con cargo al Plan Urban ya tienen otro foco de controversia: la plaza de San Miguel.
Sin entrar a valorar si estética y funcionalmente la plaza ha mejorado, que opiniones hay para todos los gustos, en lo que están de acuerdo todos los vecinos es en la falta de tacto municipal al dejar el entorno sin contenedores para depositar las basuras y reciclar envases, vidrio y papel.
Tras la remodelación, los vecinos de la plaza y los de la calle San Miguel tienen que desplazarse hasta la Portiña de San Miguel (en la antigua N-V), hasta la calle Cerería o a la plaza de Aravaca para depositar sus desperdicios orgánicos.
Aunque ya han manifestado su malestar parece ser que la solución no va a ser fácil puesto que, según refieren, ya les han dicho que recojan firmas para que sean tenidas en cuenta en el Ayuntamiento. Ante esta tesitura, otros son favorables a dejar las bolsas en medio de la plaza “para que así tenga que intervenir Medio Ambiente y nos den una respuesta. Y a mí que no me pidan que siga reciclando”, señalaba a este digital una vecina.
Ante este clima de indignación y desamparo no es difícil ver alguna noche bolsas de basura al lado de las papeleras o donde estaban antes los contenedores como protesta, aunque el Ayuntamiento puso un papel avisando que multaría a quien lo hiciera.
¿Y los contenedores soterrados?
Los vecinos, que fueron de los últimos en tener contenedores de basura soterrados, se preguntan dónde han ido a parar los suyos y también por qué se los han quitado, “con el dinero que costaría”.
Sin duda, la nueva delimitación del espacio mediante un banco corrido y bolardos no permitiría acceder a los mismos al camión que los recogía, algo que, entienden, debería haberse tenido en cuenta antes de acometer las obras.
Asimismo, los dos contenedores que había en la intersección de la calle San Miguel con la plaza de Aravaca, también han desaparecido.
Otra queja, las plazas de aparcamiento
Otra de las quejas que transmiten los vecinos a Ahoraclm es la drástica reducción de plazas de aparcamiento. “Si en este barrio ya era difícil aparcar ahora eliminan más de veinte plazas que utilizábamos los que vivimos aquí. Les pagamos para que piensen en nosotros, pero está visto que a los políticos les traemos al pairo”, lamentaba un vecino.