El secretario regional de Podemos. José García Molina, ha dado por “muerto” el acuerdo de investidura que rubricó en junio de 2015 con el PSOE y que hizo que Emiliano García-Page se hiciera con la Presidencia de Castilla-La Mancha.
Molina, que ha leído un comunicado y no ha admitido preguntas de los periodistas, achaca a que el presidente ha estado actuando “espontánea y unilateralmente durante más de un año, más ocupado en anuncios que en obras y más ocupado en lo que se mueve en Ferranz y en decapitar a Sánchez que en dar vida a la región”.
El responsable de Podemos en Castilla-La Mancha sostiene que “ahora se abre un tiempo de duelo de soledad y reflexión para trazar nuevos horizontes”. Y matiza que dos de las causas de la defunción del pacto de investidura son “el desaliento y la vergüenza”.
Viva la democracia interna de Podemos, vivan los círculos, y vivan los documentos fundacionales de la formación morada.
¿Dónde está la confianza en las bases, la gente haciendo política, los acuerdos refrendados por asamblea ciudadana?
Lo que sí que ha muerto ha sido Podemos, con secretarios generales como José García Molina, que actúan bajo las normas de la vieja política: decido yo que para eso soy el secretario general. Eso sí, bajo el mandato de Pablo Iglesias. Tenemos una marioneta del dios Iglesias mandando en Podemos CLM y así nos va.
Es vergonzoso y patético.
Resulta que el acuerdo entre PSOE y Podemos en Castilla-La Mancha se hizo a puerta cerrada, cuando se dijo por parte de Podemos que sería con luz y taquígrafos (supongo que apagados), a espaldas de los inscritos, los círculos e incluso el Consejo Ciudadano. Desde el comienzo dichos acuerdos no se cumplieron, entre otras cosas porque Podemos en CLM estaba bastante desaparecido. Y resulta que ahora, casualmente, y casi con total sincronía con Extremadura, García Molina decide acabar con dicho pacto con el PSOE.
Lo dicho, política de altura