La Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) ha explicado que “todo apunta” a que la suciedad que lleva el río Tajo desde ayer se ha originado en Toledo y, además, sostiene que dicha suciedad no guarda relación con el caudal del río, que se situaba ayer en treinta metros cúbicos por segundo, valor por encima de la legislación, según ha informado Miguel Antolín, presidente de la CHT, junto a José Julián Gregorio, delegado del Gobierno en la región, a su paso por el entorno del Puente de San Martín.
Es más, Antolín mantiene que este episodio no tiene que ver nada con el caudal del río porque ayer “se situaba en treinta metros cúbicos, concretamente el triple que establece la legislación, que es de diez metros cúbicos” y apostilla que “la suciedad se hubiera presentado sea cual sea el caudal circulante por el río, pues es una cuestión de otro tipo”.
Nosotros hemos medido máximo 25 m3/seg. Pero da igual, aceptamos 30. Eso nada tiene que ver con las espumas. O quizás sí porque el caudal que circula por el Tajo no es de río, sino de depuración. Y si la depuración no es correcta, cuanto más caudal lleve más espumas hará.
Lo que sí es relavante es la afirmación que hace el presidente de la Confederación del Tajo. Dice que el caudal que lleva el Tajo es “el triple de lo establecido por la legislación”. Y eso es mentira porque la legislación dice que a su paso por Toledo debe llegar un cauda “mínimo legal” de 10 m3/seg. Por tanto no lleva más de lo legislado, sino lo legislado. Esta apreciación es especialmente importante porque supone que en la práctica los “mínimos” se ejecutan como “máximos”. Sólo así sería cierta la afirmación del presidente de la Confederación del Tajo.