Los tiempos han cambiado, y las cartas están sobre la mesa. La situación económica, social y de tantos frentes en esta Talavera de la Reina, explicitan rotundamente el punto y final de una forma de hacer política, de administrar y gestionar las diferentes matrioskas administrativas —gobierno central, autonómico, provincial y local—, que nos han conducido hasta aquí. Salir a la calle implica reconocer el fracaso arrastrado desde la Transición, donde la ciudad ha sido relegada, por activa y por pasiva, a un gueto. Despoblamiento, incremento notable del envejecimiento medio de los que vamos quedando, a la cola en los ratios nacionales y europeos de empleo, renta per cápita… son algunas de las consecuencias, los síntomas de la enfermedad del desencaje de esta ciudad y su comarca del conjunto territorial.
No basta con salir a la calle, porque aunque esto implique reconocer que las Administraciones son incapaces de dar salida a la situación que ellas mismas —con la inestimable colaboración aborigen— han creado y estructurado, son precisas acciones más contundentes. Cuando un barco se hunde no se puede achicar el agua sólo con un cubo de plástico. Talavera se va consumiendo, como un caldo puesto al fuego, cada vez más espeso y concentrado, hasta que el poso salga ardiendo. Por ejemplo ahí están los presupuestos municipales presentados con el piloto automático por el equipo de gobierno del Partido Popular, negociados y cerrados con Ciudadanos. 61, 4 millones de euros, gran parte de ellos comprometidos tanto en competencias propias como impropias. Sólo unos datos para que se pueda comprobar la situación de desventaja con la que aparte un ciudadano de Talavera con respecto a otro de ciudades similares de cuatro comunidades autónomas limítrofes (incluyo a Castilla-La Mancha): un ciudadano de Talavera “toca” a 708 euros de media de presupuesto. Uno de Toledo a 1.066 (51 % más), uno de Móstoles a 1.018 (44 % más), uno de Puertollano 948 (34 % más), uno de Ávila 913 (29 % más, con datos de 2016), Albacete 877 (24 % más); y nos tenemos que asomar a Extremadura para observar ratios similares con nuestra ciudad: Plasencia 732 euros por habitante (3 % más); y Cáceres 720 (2% más).
No basta con salir a la calle. Hace falta activar la matrioska administrativa y que Talavera de la Reina cuente de una vez por todas. Las estrategias de desactivación de los movimientos sociales de la ciudad, orquestados por la pax política que el Psoe activa cuando gobierna en Toledo, sumada al agotamiento y exilio efectivo de otra buena parte, no debe ser suplantada por el antídoto/vacuna impuesto/ahormado desde arriba. Sería un error, aparte de un fracaso.
No hay mucho tiempo, casi nada. Las cosas se han de hacer bien. De una vez por todas. En esta partida ya no quedan muchas manos por jugar, y la suerte parece que está echada. Habrá que sacarse uno —o unos cuantos—ases de la manga.
