Esta mañana, durante la tercera gran concentración para pedir la desestimación de la ubicación de una gasolinera urbana al lado del colegio Pablo Iglesisas de Talavera, se han desvelado varios puntos de un primer informe de la Policía Local, fechado el 10 de enero, sobre la idoneidad o no de esa implantación.
Según recogía el papel distribuido, el documento oficial señalaría que una gasolinera representa una actividad “peligrosa con graves riesgos de deflagración, explosión e incendio”. También, que el “almacenamiento de carburantes supone un riesgo sanitario”. Asimismo, se aconseja que una estación de servicio se instale a una distancia mínima de 100 metros de objetivos vulnerables. Y, que su actividad es “molesta por ruidos y olores”.
Ese informe apuntaría que la rotonda donde se pretende instalar la gasolinera está “saturada de tráfico”, por lo que “es necesario un estudio integral de tráfico de la zona”, además de una evaluación de “las consecuencias sociales, sanitarias y ambientales”.
Precisamente ese informe o estudio sobre tráfico y consecuencias, calificado por el alcalde como “concluyente” así como la decisión del promotor de cambiar el solar por otro terreno municipal, es lo que está demorando una resolución que tiene en vilo a una comunidad educativa que no entiende cómo el tráfico puede primar sobre la seguridad de sus hijos.