El secretario de Carreteras y Urbanos de la Federación de Servicios, Movilidad y Consumo FeSMC UGT CLM, Pedro Barriga, ha pedido en una reunión mantenida con Juan José Pérez del Pino, concejal delegado del Área de Movilidad, Seguridad Ciudadana y Protección Civil y de Deportes, que el Ayuntamiento de Toledo adecue los reductores de velocidad a la normativa vigente porque “afectan a la salud laboral de los conductores de los autobuses municipales”.
El responsable de FeSMC UGT ha trasladado al concejal un informe técnico, elaborado por la sección sindical de UGT en UNAUTO, que constata el incumplimiento de la normativa de realces en la calzada, “tras la última invasión en la ciudad de los reductores de velocidad de tipo “lomo de asno”, que son causantes de graves daños en los vehículos, afectando también la salud laboral de los conductores que circulan por nuestras calles, en especial atención a los de los autobuses urbanos de Toledo”.
Según denuncia FeSMC UGT en su informe “en algunas líneas llegan a pasar un total de quinientas veces en una jornada por estos reductores, sin contar los de tipo trapezoidal, dispuestos normalmente en los pasos de peatones, por lo que nos vemos en la obligación de demandar una solución al Gobierno municipal responsable en la materia”.
“Un abuso”
El informe de los trabajadores de UNAUTO ha detectado “el abuso en la instalación de estos reductores, la falta de planificación de sus ubicaciones idóneas y la ausencia de criterios y normalización en sus dimensiones y ejecución, que están provocando unos inconvenientes no menores, por encima de los beneficios que se pretendían obtener”.
Entre esos inconvenientes destacan que “reducen la eficacia de la red viaria, al aumentar el tiempo de desplazamiento de todos los vehículos; producen ruido en el entorno, especialmente al paso de vehículos grandes, como son los autobuses; generan incomodidad a los usuarios del autobús, al superar el obstáculo, si las dimensiones del reductor de velocidad no son las adecuadas; además de molestias físicas en los conductores profesionales que trabajamos en la ciudad y un ligero aumento del consumo y de las emisiones contaminantes, por tener que reducir la velocidad para luego volver a acelerar, en lugar de llevar una velocidad constante a lo largo de toda la calle”.