El novillero natural de Pepino Tomás Rufo salió a hombros por la puerta grande de la plaza de toros de La Ventas, tras una memorable actuación en el primer festejo de la Feria de Otoño de Madrid.
Consagración de un novillero de 20 años que ayer puso patas arriba los entendidos tendidos madrileños tras cortar sendas orejas a su lote, ratificando este viernes todo lo bueno que ya apuntó este verano, cuando se proclamó triunfador del ciclo de novilladas nocturnas.
Para lograr este éxito mayor, Rufo dispuso de la mejor pareja de novillos del dispar encierro de Fuente Ymbro y, en especial, un quinto que tuvo mayor duración y entrega que el resto de sus hermanos.
La gran virtud del pepinero para aprovechar las buenas condiciones de ambos fue la de su total disposición, que le sirvió para lucirse ya con su primero, un utrero terciado que acabó rompiendo a embestir ante la firmeza con que Rufo le planteó todos los cites.
La faena mantuvo un buen nivel, con el novillero de la localidad de la comarca de Talavera muy por encima del enemigo, pero cuando tomó mayor altura fue con unos soberbios, templados y larguísimos ayudados por bajo en los que Rufo, flexionando la rodilla de salida, condujo al animal hasta las tablas para matarlo allí de una contundente estocada.
No hay quinto malo
Otro gran espadazo, entrando a matar con absoluta verdad, puso fin también a su faena al quinto, ese ejemplar destacado al que Tomás Rufo se puso a torear sin probaturas con la muleta, consciente de que tenía abierta ya una hoja de la puerta grande de Las Ventas.
Con el novillo yendo a más y mejor, tomando los engaños entregado y repetidamente, este trasteo tuvo algunos altibajos derivados de defectos de colocación, así como un punto de aceleración y amontonamiento.
Pero otros buenos ayudados por bajo, además del resucitado ‘tres en uno’ con que remató la última tanda de pases, volvieron a poner el ambiente a tono para el triunfo, hasta que ese otro espadazo le terminó de abrir el pórtico de la gloria madrileño.
Ficha del festejo
Seis novillos de Fuente Ymbro, de desigual remate y cuajo, varios de ellos terciados frente a otros más voluminosos, y todos discretamente armados. En conjunto, resultaron nobles y manejables, aunque a falta de un punto más de raza y de fondo, salvo el quinto, el de más peso, duración y entrega. Los peores el tercero, por deslucido, y el sexto, por aspereza y sentido.
El Rafi, de verde hoja y oro, que se presentaba en Madrid: estocada delantera perpendicular (silencio); bajonazo (silencio).
Tomás Rufo, de verde botella y oro: estocada (oreja); estocada (oreja con petición de la segunda y dos vueltas al ruedo). Salió a hombros.
Fernando Plaza, de violeta y oro: dos medias estocadas tendidas y descabellos (silencio); estocada atravesada que asoma, dos pinchazos y estocada (palmas tras aviso).
Entre las cuadrillas, destacó la buena brega con el segundo de Rafael González, que también saludó en banderillas en el quinto junto a Fernando Sánchez.
Primer festejo de la feria de Otoño, con dos tercios de entrada en los tendidos (16.361 espectadores,según la empresa), en tarde calurosa.