El antiguo Colegio de Gramáticos, de Cuerva (Toledo), acaba de ser incorporado a la Lista Roja del Patrimonio, que elabora la asociación Hispania Nostra, por encontrarse en la actualidad en estado de “ruina progresiva”.
Así lo ha señalado el colectivo en una nota de prensa, en la que ha explicado que el colegio fue fundado por iniciativa de la familia Lasso de la Vega en el año 1623 para acoger a doce alumnos becarios y a sus profesores, y en el que se impartían clases de gramática y canto, orientadas hacia la carrera sacerdotal, y los estudiantes tenían derecho a alojamiento, manutención, dos uniformes, calzado y barbero.
El edificio consta de planta cuadrangular, de fábrica de mampostería con sillares en esquinas y zócalos. Tiene dos plantas y cubierta de teja curva con buhardillas y las ventanas son rectangulares y están distribuidas regularmente: ocho en las fachadas principal y posterior (cuatro en cada planta).
Su fachada principal tiene una composición simétrica en la disposición de sus huecos y la puerta de entrada, en la planta de abajo, y el balcón, en la superior, conforman el eje central, quedando a cada lado y en ambas plantas cuatro huecos a modo de ventanas.
Se accede al interior por medio de una gran puerta jambeada de dos hojas, claveteada y con postigo en la hoja derecha. Sobre ella, en la segunda planta, hay un balcón también jambeado con barandilla de forja de hierro sobre tres palomillas que se apoyan en el dintel de la puerta y a ambos lados se encuentran escudos de piedra con los blasones en los que se aprecian las armas de la familia.
La estructura
Una ancha cornisa soporta la cubierta a cuatro aguas que, desde la crujía, vierte sobre el patio interior, de planta cuadrada, y con arquería de piedra de cinco huecos, cegada en tres de sus costados posteriormente.
Los arcos se apoyan sobre columnas áticas de fuste corto.
Tras haber acogido en sus aulas clases de gramática y canto, fue Escuela Nacional y cuartel de la Guardia Civil, pero en la actualidad el antiguo colegio se encuentra en estado de “ruina progresiva”, según Hispania Nostra, quien ha ampliado que los tejados semiderruidos -por los que entra la lluvia- y la inexistencia de ventanales en las aperturas están contribuyendo a la degradación del espacio interior.
El inmueble, de titularidad pública, “requiere de un mantenimiento para que no termine por desplomarse el tejado”, ha afirmado el colectivo, que ha destacado que esta construcción del siglo XVII posee un “extraordinario” claustro.
