El 11 de octubre de 1952 nació en la Ciudad Imperial el protagonista de hoy en la sección de los Veteranos del Santa Bárbara. Es Miguel Ángel García-Calvo Romero, que se inició en el mundo del fútbol en 1967 en las filas del equipo juvenil unionista.
Miguel Ángel rápidamente destacó como interior derecho por su entrega en el terreno de juego, su pundonor y el excelente toque de balón. Disputó tres temporadas en el cuadro juvenil del Santa bajo la dirección de Paco Cacharra y Joaquín Falcón.
Ya con dieciocho años, concretamente en la campaña 1970-1971, el centrocampista asciende al primer equipo de la mano de Paulino Lorenzo. Esta misma temporada, la familia García Calvo Romero pone rumbo hacia Almería y en octubre del año 1971, Miguel Ángel se traslada a Madrid para matricularse en la Facultad de Ciencias Químicas.
Pero el jugador sigue vinculado al Santa Bárbara y se desplaza desde la capital de España a Toledo para disputar los partidos oficiales. Siete temporadas permanece Miguel Ángel en el club capitalino y es en el año 1974 cuando cuelga las botas.
Recuerdos
Ahora, desde la nostalgia, el futbolista recuerda a compañeros de equipo como Alfredo, Carlos Parra, Pepe Gálvez, Martín, Estévez, Rafa Aguado, los hermanos Carlos y Goyo Barroso y, de una manera especial, a Antonio Lozano.
Tampoco se olvida de los directivos de aquella época como Exsuperio, Paco Cacharra o Loaísa y destaca, como otros muchos jugadores lo han hecho en esta sección, la calidad humana de Jesús, el eterno masajista y utillero de la UD Santa Bárbara.
“Que nos dejen volver a disfrutar de nuestro viejo campo Carlos III”, pide Miguel Ángel a quien corresponda desde la Madrid, ciudad en la que reside. Está jubilado y tiene dos hijas y dos nietos, con los que tiene un estrecho contacto y afirma que son el motor de su vida.
Y para mantener la forma física, Miguel Ángel camina dos horas diarias por las inmediaciones de su domicilio en la capital de España.