El televisivo Jorge Javier Vázquez logró derrotar a Séneca sobre las tablas del Palenque de Talavera con la complicidad del público.
Original montaje para clamar y proclamar un alegato a la vida, a la brevedad de la vida, que discurre con el yugo de una mortalidad que nunca se sabe cuándo va a aparecer.
El texto ‘Desmontando a Séneca’ y la interpretación denotan cierto narcisismo y ego a la mayor gloria del que se sabe querido por medio país y que le trae al pairo lo que critique el otro medio.
Vázquez, siempre positivo, divertido y comprometido, lo es ahora más desde que un ictus le constató que la muerte puede llegar en cualquier momento, sin avisar, sin distinguir clases ni condiciones.
Sus tablas y recursos como presentador-comunicador no pudieron esconder algunas carencias como actor y cuya entonación juega muy en su contra.
Sin embargo, hay que reconocer el mérito de ser capaz de entretener, divertir y hacer pasar una muy buena hora y cuarto con su espectáculo intimista.
Una representación en la que desprende su amor por los libros y la lectura, su inteligencia vital y mental y su pasión por la vida; y que deja mensaje al que dedicarle reflexión y poso una vez terminada.
Él es así, hace lo que quiere y le gusta porque puede, arriesga en cada función a cambio del taquillaje confiando en ese público que lo idolatra y se foguea cada fin de semana en una “bendita” faceta que desde hace seis años le da la vida. Más que plausible.