Todo aficionado al balompié en la Ciudad de la Cerámica recuerda a Marcos Redondo Vega, aquel joven que llegó al equipo juvenil blanquiazul procedente de la provincia de Ávila para proclamarse máximo goleador del fútbol nacional al anotar más de setenta goles en la temporada 1987-1988.
Marcos, como se le conocía futbolísticamente, tiene ahora 52 años de edad y ha cambiado el fútbol por los fogones. Con la misma maestría que perforaba las redes rivales atiende a los muchos clientes que se dan cita en su restaurante –denominado Casa Tato- ubicado en El Arenal (Ávila).
Marcos nació en un pueblo cercano a El Arenal que se llama El Hornillo. Comenzó a destacar en el CD Arenas, que militaba en Primera Regional, con quince años. Logró marcar en esta temporada 64 goles y su entrenador –el fallecido Pechu Jara-, que tenía muy buenas relaciones en Talavera porque jugaba en un equipo de fútbol sala, decidió llevarle al Talavera CF.
Así, a los diecisiete años juega en el San Prudencio, más tarde en el Talavera juvenil y después en el primer equipo. Estuvo a las órdenes de Alejandro Conde, García Verdugo, Fernando Retamal y Miguel Ángel Iglesias y cuando estaba realizando la pretemporada con el Compostela una llamada del entonces presidente Juan Bermúdez le hizo retornar al cuadro cerámico.
Tras su paso por Talavera de la Reina, Marcos se convirtió en un futbolista apetecible y por ello estuvo en clubes como el Carabanchel, Macael, Talayuela, Manzanares, Alcobendas, Vicálvaro, Torpedo 66 y Arenas. Su retirada se produjo en El Arenal, con 43 años de edad.
El restaurante
Precisamente, en El Arenal contrajo matrimonio y se estableció aquí en el año 2.000. Trece años después abrió el restaurante Tato, enclavado en un lugar de privilegio de esta población del Valle del Tiétar. Al atender a su clientela, Marcos exhibe algunas heridas del fútbol como algunas dolencias en las rodillas; pero aún conserva el carácter que le hizo triunfar en Talavera.
Su establecimiento abre en esta época únicamente los fines de semana, aunque en el mes de agosto lo hace todos los días. La amabilidad que destila el exariete y su pareja y la buena calidad que ofrece hace que su local sea visitado por clientes que llegan desde esta parte de la provincia de Ávila, de la provincia de Toledo, de la de Cáceres o la de Madrid, por citar algunas.
Restaurante Casa Tato es un lugar muy concurrido. No ya por el paisaje, sino porque se puede degustar un buen bacalao cocinado con recetas portuguesas o la mejor carne avileña. Una cerveza bien fría y los mejores vinos de todas las comunidades se pueden disfrutar tras el excelente trato del exgoleador.
Si hace años hacía magia en las áreas rivales, ahora lo hace en la barbacoa, los fogones y en las mesas. Merece la pena acudir a este imperio gastronómico.
