La ciudad de Toledo ha finalizado el puente de la Constitución y de la Inmaculada, que ha durado seis días, con más visitantes en la oficinas de turismo de la ciudad que en 2018 y en 2019, y con una ocupación hotelera media que ha rondado el 90 por ciento, si bien durante el viernes, sábado y domingo ha sido del 100 por ciento.
La concejala de Turismo del Ayuntamiento de Toledo, Mar Álvarez, ha informado este jueves en una rueda de prensa de los datos que ha registrado la ciudad durante los días del puente de diciembre y ha señalado que, mientras que en 2018, en total pasaron por las oficinas de turismo municipales un total de 3.724 turistas, de ellos 3.124 nacionales y 600 extranjeros, en este año han sido 4.929 en total, de los cuales 4.487 eran nacionales y 442, extranjeros.
Además, ha indicado que en 2020, las visitas a las oficinas de turismo durante el puente de diciembre fueron 175 y en 2019, 2.364.
En cuanto a la ocupación hotelera, ha señalado que los días 3, 4 y 5 de diciembre, los hoteles del Casco Histórico y de categorías intermedias de la ciudad han alcanzado el 100 por ciento de ocupación, mientras que en el conjunto del puente, los hoteles se han llenado al 90 por ciento de media.
Cambia la forma de hacer turismo
Tras apuntar que la pandemia ha supuesto un cambio en la forma de hacer turismo, ya que ahora se buscan más las actividades al aire libre -y ha recordado que en Toledo, además de la iluminación navideña se han instalado dos mercadillos específicos para estas fiestas en la plaza del Ayuntamiento y en la de Zocodover- ha señalado que el Plan de Sostenibilidad Turística diseñado para los próximos tres años incidirá en que esta actividad sea sostenible desde un punto de vista ambiental y social.
“El turismo en Toledo, especialmente en el Casco, debe ser visto por los vecinos como un recurso importante, no como una molestia”, ha comentado la concejala del ramo.
Así, ha avanzado que el plan de sostenibilidad turística, que ya contará con presupuesto en 2022, plantea la construcción de nuevos aparcamientos disuasorios fuera del Casco y la recuperación de los parques de La Vega y Sisebuto para organizar actividades al aire libre que antes de la pandemia se hacían en espacios cerrados.
