La restauración de la torre de la Catedral de Toledo, que se acometerá después de desprenderse una pieza de una de sus cornisas el 14 de octubre de 2018, tendrá una duración mínima de siete meses y un coste estimado de 800.000 euros que asumirá el Cabildo, aunque pedirá ayuda a instituciones públicas y privadas.
El deán de la Catedral Primada, Juan Miguel Ferrer, ha presentado este jueves el proyecto de restauración de la torre de la Catedral, que ya se ha remitido al Ayuntamiento para los trámites de las licencias correspondientes y que también deberá contar con la autorización de la Consejería.
Han acompañado al deán el canónigo obrero de la Catedral, Francisco Javier Hernández, y el arquitecto conservador del templo, Jaime Castañón, que han explicado con detalle las inspecciones y análisis realizados desde que la pieza de la cornisa cayó el suelo y en qué va a consistir la restauración.
La emblemática torre de la Catedral de Toledo, que se construyó entre los siglos XIV y XV, nunca ha sido restaurada, a excepción de la aguja superior, donde se intervino en la década de los ochenta del pasado siglo y que ahora se excluye de la restauración.
En concreto, se va a restaurar desde la base hasta la barandilla de la torre, unos 50 metros de altura, y para ello deberá colocarse un andamio por las cuatro caras, dotado de montacargas. Solo la colocación del andamio se prolongará entre dos y tres semanas y conllevará construir un armazón para sujetarlo, según ha señalado Castañón, quien ha subrayado que este andamiaje es “complicado” pero a la vez “muy necesario” para trabajar en la torre.
Las patologías más importantes que se han visto en la torre están en sus cornisas, que son unos puntos importantes desde el punto de vista de la conservación porque más allá de su efecto estético sirven para evacuar el agua, alejándolo de la fachada.
Una vez colocado el andamio se hará un primer repaso general, para comprobar que ningún aspecto se ha escapado del proyecto, y después se hará una primera limpieza general (incluyendo de los elementos biológicos como excrementos de palomas o raíces) y se tratarán las puntas y los elementos más deteriorados, que tendrán un sellado posterior.
Se tratará la forja
También se va a tratar la forja, porque el agua ha oxidado el hierro, y una vez reparadas todas las partes se dará un consolidante final antes de desmontar el andamio, según el arquitecto de la Catedral quien ha dejado claro que la torre “está muy bien” estructuralmente.
Piedra, granito, caliza y pizarra son los elementos constructivos de la torre, todos originales de su construcción y que no se han sustituido en los últimos 600 años, y de todos ellos la pizarra es el material que presenta más deterioro, según han explicado los responsables del proyecto, que también han matizado que probablemente la torre sufrió impactos cuando se subieron las campanas, entre ellas la ‘Campana Gorda’ (fundida en 1753 y que pesa 8.682 kilogramos).
El tiempo “mínimo” de estos trabajos de restauración será de siete meses, si no surgen “dificultades” añadidas, y el coste estimado ronda los 800.000 euros.
El deán ha señalado que precisamente pocos días antes del 14 de octubre de 2018 se habían realizado trabajos de inspección y conservación en otros puntos de la fachada de la Catedral “que nos parecía que podían estar en peligro de caída de material”, pero no en la torre ya que “parecía que estaba en situación de buena conservación”.
Ha agregado que los trabajos se financiarán con el fondo de reserva que tiene el Cabildo para restaurar y conservar el patrimonio aunque pedirá colaboración a instituciones públicas y privadas con el objetivo de poder acometer otras obras que estaban previstas con el fondo de reserva, en concreto en el ‘Transparente’ y en las bóvedas.
Con todo, el deán ha dejado claro que la restauración de la torre es prioritaria.
En principio, no está previsto suspender las visitas turísticas a la Catedral, ya que en el interior del templo no se actuará, y el Ayuntamiento será el que establezca las restricciones de tráfico para anclar el andamio.