El director general de Salud Pública, Juan José Camacho, ha señalado que ha comenzado a producirse un descenso “lento, aunque continuado” de casos de covid-19 en Castilla-La Mancha, una tendencia a la baja que parece que se consolida esta semana pero que ha valorado “con prudencia” porque los datos son “sumamente provisionales”.
De este modo se ha pronunciado Camacho durante su comparecencia en la Comisión de Sanidad de las Cortes, en la que ha intervenido este jueves por videoconferencia junto al director general de Asistencia Sanitaria del Sescam, José Antonio Ballesteros, para informar sobre la situación epidemiológica, las previsiones sobre la tercera ola de la covid-19 en Castilla-La Mancha y las medidas adoptadas para su contención.
El director general de Salud Pública ha asegurado que esta tercera ola ha golpeado nuevamente “con mucha dureza” a la región, donde se ha producido una “evolución muy rápida” en el incremento de casos.
Ha pasado de “un valle” entre la última semana de noviembre y la primera de diciembre, con una incidencia acumulada de 150 casos por cien mil habitantes en siete días, a una aceleración “desproporcionada” en la última semana de 2020 y la primera de 2021 hasta alcanzar, en la segunda semana de enero, una incidencia de 765 casos por cien mil habitantes.
Los datos, este viernes
La estimación para la cuarta semana epidemiológica -cuyos datos se conocerán este viernes- es de entre 400 y 430 casos por cien mil habitantes, una tendencia al descenso que parece que se consolida en la semana en curso.
Camacho ha dicho que las causas de esta tercera ola están relacionadas con el aumento de la movilidad, la concentración de personas y el incremento de las celebraciones públicas y privadas en el puente de diciembre y en Navidad, lo que ha obligado a aumentar las restricciones con medidas de nivel 3 reforzado, que hacen hincapié “en aquellas actividades que parecen comportar un mayor riesgo de transmisión”.
Ha defendido que en la lucha contra el coronavirus se han tratado de adecuar las medidas para que supongan “el menor impacto posible sobre el conjunto de la sociedad y su actividad” y ha reconocido la “dureza” de las mismas, pero también su necesidad para contener la infección y, en este sentido, ha afirmado que “están funcionando”.