Por primera vez en Castilla-La Mancha, han nacido dos pollos de águila perdicera en cautividad de forma natural, sin recurrir a la inseminación artificial, a partir de unos ejemplares irrecuperables para la vida en libertad que permanecen en el Centro de Estudios de Rapaces Ibéricas (CERI) de Sevilleja de la Jara, centro dependiente del Gobierno regional.
El delegado de la Junta en Toledo, Javier Nicolás, ha destacado que “el nacimiento de estos pollos de forma natural, hace unos veinte días, es un importante paso adelante en la conservación de esta especie amenazada y catalogada en peligro de extinción en Castilla-La Mancha, donde contamos tan sólo con unas 80 parejas en libertad”.
Según ha explicado el delegado de la Junta, es la segunda vez que nacen pollos de águila perdicera en las instalaciones del CERI de Sevilleja, aunque la primera vez, en 2003, el pollo ‘Uli’ nació tras someter a una hembra a un proceso de inseminación artificial.
En este caso, la pareja se ha reproducido de forma natural, finalizando con éxito la incubación y el nacimiento de estos dos pollos, que están siendo alimentados con normalidad por sus padres en el recinto en el que se encuentran.
Los adultos reproductores ingresaron en el CERI de Sevilleja debido a una electrocución en el caso del macho y a un traumatismo en el de la hembra, en ambos animales las lesiones eran irreversibles para poder ser reintroducidos en el medio natural por lo que permanecen en el centro.
Serán liberados
Nicolás ha explicado que “si, como cabe esperar, finalizan con normalidad su crecimiento, estos pollos podrán ser liberados próximamente al medio natural y contribuir a mejorar la situación de esta especie amenazada, que ha sufrido un importante descenso en sus poblaciones naturales en la provincia de Toledo en los últimos diez años”.
El águila perdicera (Aquila fasciata) se encuentra seriamente amenazada y en regresión a nivel global debido a la elevada mortalidad de ejemplares, especialmente juveniles y subadultos, causada principalmente por la electrocución en tendidos eléctricos, molestias en sus nidos, falta de alimento y, en algún caso, debido a la persecución directa.
Para intentar reducir la mortalidad de esta especie, el Gobierno de Castilla-La Mancha ha aprobado en 2016 un nuevo Plan de recuperación de la especie, en el que se contemplan medidas encaminadas a asegurar la conservación de su hábitat.