No fue el 12 de diciembre como estaba inicialmente estipulado y tampoco ha sido el 12 de febrero según se comprometió ante el alcalde, Jaime Ramos, la empresa adjudicataria y éste a su vez con vecinos y comerciantes de la plaza del Reloj y calle Corredera del Cristo. Después de cambios en el diseño y sucesivos aplazamientos, la remodelación de estas céntricas vías continúa inconclusa a falta de unos remates que siguen alargándose más de lo deseado por los dirigentes municipales y en especial por residentes y empresarios.
Como ha venido dando cuenta Ahoraclm, tras el revuelo levantado no sólo por la polémica suscitada en torno a la peatonalización o no del área, sino también por las sucesivas demoras en la ejecución de los trabajos, el alcalde en persona acudió el 29 de enero a los comercios de Corredera y plaza del Reloj para informar a sus responsables de los compromisos adquiridos por Construcciones Lozoya.
Ese día, el primer edil trasmitió negocio por negocio que una vez finalizado el abujardado de la mayor parte del pavimento la reapertura al tráfico de calle y plaza tendría lugar el 5 de febrero, como luego sucedió. Asimismo, explicó que las obras quedarían completadas como tarde el viernes 12, fecha en la que habría de estar instalado todo el mobiliario urbano, incluidos mojones, maceteros, bancos y papeleras, además de la pérgola que de forma testimonial rememorará ante la fachada de Correos la antigua zona porticada que recorría Corredera del Cristo, al tiempo que sirve como área de espera del autobús urbano. Incluso, la protavoz del Gobierno Municipal, María Rodríguez, aseguró que se sancionaría a la adjudicataria por la demora.
Mojones, tampoco libres de polémica, papeleras y algunos maceteros están en su lugar, no así los bancos y la pérgola. Mientras tanto, el emplazamiento destinado a esta última instalación y al trasiego de peatones viene siendo ocupado de manera irregular como zona de estacionamiento por parte de los conductores, tal y como sucedía antes de que comenzasen unas obras que, visto lo visto, se resisten a finalizar, con lo que conos y vallas de obra siguen formando parte del paisaje urbano.
