La Asociación de Fabricantes del Mazapán estiman que la que ellos denominan ‘mesa de Navidad’ consumen veinte millones de kilos de mazapán, de los cuales tres se elaboran en la geografía toledana. Cándido Peces, presidente provincial de esta asociación, considera que este sector se está recuperando porque “está volviendo a recuperarse la costumbre de la cesta de Navidad” y está hará que los fabricantes que se dedican a los lotes de Navidad respiren un poco.
Peces califica esta campaña de “incierta” porque esta marcada por el precio de la almendra, que es la principal materia prima de este dulce. Dice que “el alto precio de la almendra no garantiza su calidad, ya que se rebusca todo para sacar más provecho. Algo que también sucede cuando hay escasez, lo que hace que el fruto venga con regusto”.
Al parecer, el principal problema es el amargor de la almendra, algo que se puede acrecentar en los próximos años. “Se está –dice Peces- plantando mucho almendro, pero se hace con plantones propios, ya no se recurre a los viveros porque, además de escasear la planta, ha aumentado el precio de dos a seis euros. Esto supone que como no se gestione bien y no se hagan los injertos adecuados, la almendra sale amarga”.
Y es que el mazapán debe de llevar como mínimo el 50 por ciento de almendra y otro tanto de azúcar y si la almendra es amarga el producto es rechazado. Pero, además, los fabricantes deben de luchar por meter su producto en el mercado porque si los mazapanes y turrones han incrementado su precio entre un diez y quince por ciento, el precio de la almendra ha crecido entre un treinta y cuarenta por ciento. Esta hace que los costes de producción sean más grandes y se produzca una “pequeña subida” que se espera que “sea asumida por el consumidor”, concluye Cándido Peces.