El pasado miércoles, en el marco del Consejo de Accesibilidad de Talavera, se transmitió, la “preocupación” ante las barreras arquitectónicas generadas en la plaza del Reloj y la Corredera del Cristo tras las obras del Urban.
El colectivo de invidentes expuso las dificultades que habían encontrado sus afiliados en el entorno tras la actuación urbanística. Sabedores que realizada la obra es muy difícil modificarla han tendido la mano al Ayuntamiento para colaborar y sopesar las posibilidades de introducir alguna mejora para sus intereses, en especial alguno de los mojones delimitadores.
Tampoco les beneficia el mismo nivel de altura, tanto para la zona peatonal como para la calzada, ya que pierden más fácilmente la referencia, pero reconocen que las tendencias son esas y tienen que aceptarlas.
De momento han confirmado una entrevista con la edil y los arquitectos municipales el miércoles de esta próxima semana a la que acudirá un técnico de rehabilitación, ya que ambas partes están dispuestas a colaborar en todo lo que sea posible.
Santamaría no sabe nada
Preguntada sobre este aspecto, la presidenta del Consejo y a la sazón concejal de Servicios Sociales y Accesibilidad, Ana Santamaría, indicó a este digital que no tenía conocimiento de que se hubiera transmitido la preocupación durante la reunión ni que hubiera apalabrada una entrevista.
Si desveló que en ninguna actuación urbanística de la ciudad interviene el Consejo de Accesibilidad “porque hay una normativa que los arquitectos no se la pueden saltar”. Sobre si esta obra en concreto cumple escrupulosamente con esa normativa de accesibilidad vigente se remitió “a lo que han dicho estos días mis compañeros del equipo de Gobierno”.