El Ayuntamiento de Toledo está haciendo todo lo posible para que la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV) continúe con vida. Un objetivo difícil de conseguir si se tiene en cuenta que arrastra un déficit de treinta millones de euros, que dejó el equipo de gobierno del Partido Popular hace nueve años, como consecuencia de los desperfectos de las promociones de La Legua, la construcción del Palacio de Congresos del Miradero y la crisis inmobiliaria en sí.
Ya se tomaron ciertas medidas para que EMV siga existiendo como eliminar las dietas de los integrantes del Consejo de Administración y bajar el sueldo al gerente de la entidad, pero con esto no basta y el fantasma del cierre planea sobre la empresa.
El pasado jueves se celebró el Consejo de Administración y se debatió sobre este asunto y de las propuestas que se han formulado para dotar de más actividad a la EMV. Se modificaron los estatutos y por ello ya se gestionan desde aquí el cobro de las multas municipales y otras encomiendas de gestión. Algo es algo, pero el panorama no es nada claro.