Aunque la hora, a media tarde, no era la idónea, cientos de talaveranos han acudido a la llamada de la Platafoma en defensa de los ríos Tajo y Alberche para protestar por un nuevo trasvase, que al final ha sido triple para más inri, aprobado por el Gobierno de España.
La actual política hidrológica ha sido cuestionada por organizadores y por todos los representantes políticos que de todo signo se han concentrado en el emblemático Puente de Hierro de la Ciudad de la Cerámica. Un puente que ha lucido 40 crespones negros, de tristeza y luto, y como muestra de ese rechazo unánime de la ciudadanía a los trasvases y a los 39 años de vigencia de una tubería que empobrece a la cuenca cedente a la par que enriquece a la cuenca receptora.
Un sinsentido que parece no tener fin y que tiene en pie de guerra a todas las localidades ribereñas que esta misma tarde también se han manifestado en protesta ante el esquilme de sus pantanos y sus ríos y que se pregunta, ¿hasta cuándo?
