Hasta ocho orejas se repartieron en la plaza de toros de Toledo en la corrida de benéfica de Aspaym, en la que actuó una terna formada por Eugenio de Mora, Toñete y Ángel Téllez ante un encierro de Conde de Mayalde.
En el tema del panorama ganadero vimos una corrida muy bien presentada, con buenas hechuras, armónica, variada de capa y desigual de presencia. Destacaron especialmente el tercer y cuarto animal.
En el asunto de la terna, el gran protagonista de la tarde fue el moracho Ángel Téllez. Téllez fue el auténtico vencedor en el coso y dejó una gran gratitud en los tendidos tras cortar cuatro orejas, dos a cada animal de su lote.
Abrió la tarde el toledano Eugenio de Mora ante un animal escaso de fuerzas desde su salida de corrales. El moracho lo supo ver desde el primer momento y supo lidiarlo a la perfección debido a su escasez de fuerza. Ofreció un buen trato en la muleta y todo a favor del animal, donde le dió el tiempo necesario para poder sacarle algún pase. Mató de una gran estocada que le valió para cortar la primera oreja de la tarde.
El cuarto de la tarde que hacía de segundo de su lote, fue un animal con mucho mejor embestida y que se dejó en la muleta. Toro muy movible, con el que Eugenio estuvo bien. Planteó una faena donde alternó el natural y los redondos. Cortó una nueva oreja y se aseguró la puerta grande de esta manera.
Toñete dejó buenas sensaciones en los tendidos y mostró su concepto. El primero de su lote fue el animal que más se dejó en varas y que más apretó en el caballo. Toñete estuvo correcto y buscando la colocación en todo momento, cortó una oreja tras matar de una estocada trasera.
Con el quinto de la tarde cuajó una buena faena al natural donde deleitó con algunos pases de bella factura para el espectador. Se le vió con las ideas claras en todo momento.
Mató de una media estocada que fué más que válida para que el animal rodara, cortando así una nueva oreja.
Ángel Téllez fue el nombre más destacado de la tarde, y ya no empieza a ser casualidad ninguna. El moracho arrasó y cortó cuatro orejas, dos a cada animal de su lote correspondiente.
Con el primero de su lote que hacía de tercero de la tarde en el ecuador de la corrida, puso la emoción que le estaba faltando a la corrida hasta ese momento.
Y si mencionamos la palabra emoción, Téllez es una de esas personas más oportunas para ello. Tras un recibo capotero muy variado, cogió este y se marchó hacia los medios. Se hizo el silencio en la plaza y Téllez se le pasó por ambos lados sin penas ni glorias por chicuelinas y posteriormente por gaoneras. El público resurgió de este modo.
Téllez cuajó una faena al natural donde estuvo francamente sensacional y mató de una gran estocada, para cortar las dos orejas
