La VII edición del Festival Internacional de Poesía Voix Vives Toledo se celebrará del día 6 al 8 de septiembre en la capital regional y este año contará con propuestas dedicadas al punk, el techno y diferentes performances que conjugarán la poesía con la música.
Así lo ha anunciado la organización en un comunicado, en el que ha destacado la participación de artistas como Javier Gallego ‘Crudo’ junto a la improvisación sonora del grupo ‘Seward’; la poeta Laura Sam, acompañada a los teclados y programación por Nazareno; el cantautor cubano Julio Hernández o el dúo poético-musical ‘Versonautas’.
Un fin de semana en el que la ciudad tendrá diferentes espectáculos con poesía del Mediterráneo, con 25 poetas de 15 nacionalidades diferentes que apuestan por las nuevas prácticas poéticas, con una parte importante de su programación dedicada a propuestas “que se convierten en espectáculos originales y vanguardistas al hibridar poesía con música en un todo conjunto”.
Músicos locales
Además, la organización ha informado de que se ha vuelto a apostar por músicos locales de “reconocida calidad”, para actuar conjuntamente con los recitales en diversas escenas, así como folclore de inspiración clásica y moderna en la guitarra de Ariel Acevedo, los teclados de Sergi Fecé, la trompeta de César Milla, la multi-percusión de Luis Gálvez ‘Punto’ y el santoor persa y otros instrumentos de Renzo Ruggiero; estos dos últimos harán un recital en los baños árabes junto al cantante palestino Tarik Hamdan, en la clausura.
Dedicado al público joven, la sala Pícaro se sumará por primera vez al Festival como espacio, programando todos los días un ciclo de ‘Spoken Word’ en el que actuarán los poetas más “performativos” a los que se sumarán Gonzalo Escarpa, Iris Almenara y Sabine Venaruzzo.
Para finalizar, el cantautor toledano Carlos Ávila llevará a cabo un homenaje a la poeta recientemente fallecida Paca Aguirre, en el que, acompañado del responsable de los voluntarios del festival, Amadeo Aranda, musicará poemas de la poeta, contando a su vez con la participación especial de una de las voluntarias interpretando piezas con el koto, un antiguo instrumento japonés perteneciente a la familia de las cítaras.
