Felipe VI ha regresado este viernes al Museo del Ejército de Toledo, esta vez como rey, después de que hace nueve años lo inaugurara de príncipe, en una visita en la que, durante tres horas, ha recorrido diferentes salas de la colección sobre el legado castrense a la historia de España.
La presencia del jefe del Estado en el Alcázar también ha servido para conocer la actividad que desempeña el Instituto de Historia y Cultura Militar (IHCM), el órgano encargado de conservar y difundir el patrimonio histórico y cultural del Ejército de Tierra y de promover la cultura de la Defensa.
La visita de don Felipe ha traído a la memoria la que hizo en julio de 2010 para inaugurar el museo, que tuvo su sede en Madrid hasta tres años antes.
“Un lugar mágico y cargado de historia”, lo describió el entonces heredero a la Corona en compañía de la que era ministra de Defensa, la fallecida Carme Chacón.
Más de 370.000 personas estuvieron en el Alcázar el pasado año, su cifra récord, lo que le consolida, en puertas de su décimo aniversario, entre los diez museos más visitados de España, detrás de las grandes pinacotecas, como el Prado, el Reina Sofía, el Guggenheim o el Thyssen.
La visita de trabajo del monarca, que ha vestido uniforme de diario del Ejército de Tierra, se ha prolongado durante tres horas.
Le han acompañado el jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME), general Francisco Javier Varela, y los directores del IHCM, Enrique Bohigas, y del Museo del Ejército, Antonio Rajo.
Tras su llegada con honores a la explanada del Alcázar, el rey ha mantenido una reunión con las autoridades militares para conocer tanto la actividad del museo como la del Instituto de Historia y Cultura Militar, cuya oficina central está en Madrid.
El recorrido se ha iniciado en el almacén de material de artillería y en el de uniformes y ha proseguido en el taller de restauración de tapices y estandartes históricos.
A don Felipe le han explicado cómo son las labores para conservar piezas como en las que se trabaja en la actualidad, entre ellas, una bandera republicana del batallón “Los Pedroches”.
Otro de los puntos donde se ha detenido la comitiva ha sido en la muestra temporal sobre la contribución del Ejército español al nacimiento de Estados Unidos en la guerra de la independencia (1775-1783), donde les ha guiado la comisaria de la exposición, Ainhoa López de la Cuesta.
Felipe VI también ha contemplado los restos arquitectónicos descubiertos junto al alcázar y la antigua muralla de Toledo, legado del paso de los romanos, los visigodos y los árabes por la ciudad que luego fue capital de la Corona española.
En este punto, el rey ha pasado por delante del coche “Marmon 34” en el que fue asesinado el que fuera presidente del Consejo de Ministros, el conservador Eduardo Dato, en 1921, una de las piezas que más atracción genera y que se incorporó a la colección hace cinco años.
La última parte de la visita se ha centrado en las salas de la historia del museo y de la Monarquía Hispánica, dos de las 21 salas que componen la exposición permanente, integrada por unas 6.500 piezas de las 36.000 con las que cuenta el centro.
El recorrido por las distintas zonas del Alcázar ha contado solo con la presencia de mandos militares, puesto que los cargos políticos se han incorporado al final para el saludo y la foto de familia en el patio de Carlos V y el posterior vino español.
Junto al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, han estado el de las Cortes regionales, Pablo Bellido; el delegado del Gobierno, Francisco Tierraseca, y la alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón.
Además de con las autoridades, Felipe VI se ha fotografiado con los empleados y ha estampado su firma en el libro de honor.
A la oferta del museo se incorpora desde hoy la muestra “Centenario del Estado y del ejército de Letonia”, que ha sido inaugurada esta tarde por el ministro de Defensa de este país, Artis Pabriks.