Talavera ha vuelto a repensar y replantear su futuro, una vez más, abanderando en esta ocasión la iniciativa el Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha, presidida por el talaverano Carlos Rojo, a través de unas jornadas técnicas circunscritas a los retos y posibilidades de la ciudad en el marco de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible.
Retos y posibilidades que en poco o nada han variado desde el Horizonte 2010 fijado por el socialista José Francisco Rivas en los últimos suspiros de su largo mandato municipal, la Estrategia 2022 diseñada por Emiliano García Page para impulsar la ciudad, o la Talavera 2025 liderada por el ex alcalde del PP Jaime Ramos.
Un periplo de planificaciones, o intenciones, en el que la Ciudad de la Cerámica ha perdido 6.000 habitantes, desde que su población rozó los 90.000 en 2010.Y no es baladí esta pérdida de población en lo que concierne a la planificación urbanística de Talavera, puesto que hay que recordar que el actual Plan de Ordenación Municipal de Talavera, el cuestionado POM de 2011, programa un suelo urbano para 54.310 viviendas, a las que hay que sumar las 11.883 pendientes del Plan General de Ordenación Urbana de 1997, que necesitarían para su ocupación que la población de Talavera alcanzara un cifra próxima a los 275.000 habitantes.
Una auténtica imposibilidad que también afecta a las actuaciones urbanísticas en el sector norte de la ciudad, que no se puede desarrollar si no se modifica el POM ya que este planeamiento urbanístico condiciona su realización al soterramiento de las vías férreas, de cara a la cada vez más hipotética llegada del AVE a Talavera.
Por otra parte, según los expertos en la materia, el POM ha bloqueado 1.008 hectáreas en las cuales en estos momentos no es posible realizar inversión productiva alguna, ni agrícola, ni ganadera ni urbana. Desde esta perspectiva, el POM es una rémora que está impidiendo que se realicen inversiones productivas.
Ahí tenemos, pues el primer escollo a salvar en este repensamiento urbanístico y social de Talavera, que también tiene pendientes para la configuración del modelo de ciudad otras cuestiones vitales como la integración del pobre Padre Tajo en el caso urbano o la adecuación del Plan Especial de la Villa a la reciente declaración del casco antiguo talaverano como Conjunto Histórico.
En cuanto a la integración del Tajo, se antoja necesario revitalizar el proyecto ‘Cuando el Río Suena’ que la Confederación Hidrográfica del Tajo (CHT) adjudicó por 510.000 euros en el mes de enero de 2018, como iniciativa ganadora de la convocatorio realizada al respecto.
Un proyecto que resalta la importancia de integrar el río en la ciudad a través de unas actuaciones que conseguirán, o conseguirían, mejorar la calidad ambiental del entorno fluvial, facilitar la accesibilidad a las márgenes de los dos ríos e incrementar su uso, así como rehabilitar el patrimonio histórico existente y mejorar la promoción y el fomento de actividades turísticas relacionadas con el medio fluvial.
También es menester detenerse, analizar y potenciar el proyecto EDUSI en lo referente a ese proyecto de ‘smart city’ al que Talavera se unió a través de un convenio del ex alcalde Jaime Ramos con Iberdrola, para desplegar en la ciudad la red eléctrica inteligente como una de las medidas clave para desarrollar el susodicho modelo de smart city, que incluye la mejora general de las infraestructuras de redes, la movilidad eléctrica, la eficiencia en el uso de la energía y la sensibilización ciudadana.
Estrechamente ligado a la anterior, destaca también la elección de Talavera y Segovia por parte de Telefónica como ‘ciudades piloto 5G’, llegándose a cabo rimbombantes presentaciones como un minibús eléctrico EZ10 de conducción autónoma o la experiencia inmersiva con vídeo en tiempo real, llevada a cabo en los prolegómenos de la novena etapa de la Vuelta Ciclista a España 2018, que se inició en Talavera, con la participación del ciclista Pedro Delgado.
Unos optimistas aconteceres de cara al futuro de la ciudad, un tanto aguados cuando el Ayuntamiento de Talavera no autorizó la instalación de la antena de telefonía 5G en la torreta levantada a tal fin en el barrio del Paredón y, como noticia más reciente, la oposición de Ecologistas en Acción a toda la infraestructura 5 G, por presuntos daños medioambientales.
Con este variado y variopinto lastre, que necesariamente hay que aligerar antes de afrontar cualquier tipo de planificación urbanística en Talavera, se desarrollaron las jornadas ‘Repensando Talavera: Patrimonio, río y smart city’ auspiciadas por Colegio Oficial de Arquitectos de Castilla-La Mancha (COACM) y en torno a las que se han celebrado tres interesantes mesas de debate en busca de un futuro de la ciudad más sostenible, justo, inclusivo y resiliente.
A esta noble causa han aportado sus sapiencias y responsabilidades los concejales talaveranos Daniel Tito, José Antonio Carrillo y Sergio de la Llave; el manager de Smart Cities de la ingeniería IDOM, Fernando Tomás; el representante del colegio de arquitectos, Ángel Sánchez; el arquitecto representante del equipo ganador del concurso de la CHT, Miguel Colmenares; el presidente de la Plataforma en Defensa de los Ríos Tajo y Alberche, Miguel Ángel Sánchez; el arquitecto y profesor de la Escuela de Arquitectura, José Ramón de la Cal; el arquitecto urbanista Gerardo Roger; y el arquitecto experto en entornos históricos, Mauro Cano.
Todos ellos han evidenciado su preparación y conocimientos sobre los bloques temáticos analizados a lo largo y ancho de las jornadas, demostrando que también tienen soluciones y caminos para los retos futuros de Talavera, aunque para encontrar el futuro se antoja necesario que la Ciudad de la Cerámica rompa con ese pasado y presente que la tiene, normativa, fluvial y urbanísticamente hablando, presa y desarmada.