La titular del juzgado de instrucción número 2 de Morón de la Frontera (Sevilla) ha puesto en libertad con cargos a la madre del menor de 15 años con discapacidad desaparecido desde el pasado 13 de septiembre y que fue visto por última vez en Talavera de la Reina.
Fuentes policiales han informado a Efe de que la mujer, que se encuentra ya en la provincia de Sevilla, fue puesta en libertad el pasado viernes, tras estar hospitalizada en Segovia desde el día de la desaparición por sus problemas mentales, días en los que ha dado múltiples versiones sobre lo sucedido y no ha colaborado con los agentes, por lo que todo son incógnitas en la investigación.
Ingresada en una unidad de psiquiatría
Pocas horas después, fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, confirmaba que Macarena, que así se llama la mujer, se encuentra desde ese mismo viernes ingresada en la unidad de psiquiatría del hospital Virgen de Valme de Sevilla.
Una autorización que ha dado el propio juzgado de instrucción número 2 de Morón, tras inhibirse la juez de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Morón “por cuestiones de competencia”.
Aún ingresada en el centro, la mujer se mantiene en libertad con cargos, y en el caso de que sea dada de alta tendrá que comparecer quincenalmente ante una sede judicial.
Lo que se sabe
Sobre el caso se mantiene el secreto de sumario. Lo que ha trascendido es que tras asegurar en su primera declaración que mató a su hijo y arrojó el cuerpo a un contenedor, el paradero del joven Antonio David Barroso, que sufre una discapacidad sensorial y solo puede moverse en silla de ruedas, es una incógnita.
Madre e hijo fueron vistos por última vez la noche anterior en el Hotel Perales de Talavera de la Reina, donde pernoctaron, y de donde se marcharon antes de las siete de la mañana sin ser vistos por nadie.
No se sabe qué pasó hasta que la madre apareció horas después desorientada en una estación de servicio de Segovia, ubicada en el kilómetro 130 de la A-1. El padre ya había denunciado la desaparición.
La mujer fue atendida por sanitarios y confesó a la Guardia Civil que había matado a su hijo y arrojado su cuerpo a un contenedor en la localidad madrileña de Arroyomolinos, cerca del Centro Comercial Xanadú, aunque no se ha hallado pista alguna sobre su paradero.
Las investigaciones siguen sin dar frutos, por el silencio de la progenitora, y porque ésta dejó su teléfono móvil en Morón antes de emprender viaje a Talavera por lo que no se han podido geolocalizar sus movimientos.
