Después de dos años de pandemia, el turismo vuelve a cobrar fuerza… A tan solo unos días de Semana Santa no solo la costa española espera con ilusión la llegada de turistas, también el interior y, con ello, los Montes de Toledo, que ya se preparan para mostrar al visitante su gran patrimonio natural y cultural, además de su potencial gastronómico y cinegético.
Muy cerca de la capital regional, se encuentra este rincón compartido entre las provincias de Ciudad Real y Toledo, que cuenta con el Parque Nacional de Cabañeros y con una amplia zona que forma parte de la Red Natura 2000, con parajes de una belleza incalculable como las Turberas de Valdeyernos (Los Yébenes) y la Reserva fluvial del Río Milagro (entre Retuerta del Bullaque y Ventas con Peña Aguilera).
Evitando un turismo masivo que se concentra durante estos días en Ciudades Patrimonio de la Humanidad como son Toledo y Cuenca, y las conocidas tamborradas de Hellín o Tobarra en la provincia de Albacete, los Montes de Toledo ofrece al turista unos paisajes de bosque mediterráneo poco modificados por la mano del hombre, donde se podrá disfrutar de distintas actividades.
Dentro de esta gran comarca se ofrecen las siguientes rutas:
El Castañar, la Alcantarilla y Vereda del Fraile
Dentro del imaginario colectivo, la provincia de Toledo se muestra como un gran secarral, quitando las márgenes del Tajo. Pero muy cerca de la capital, a apenas 25 kilómetros se encuentra la localidad de Mazarambroz, donde se sitúa la Finca de la Alcantarilla y El Castañar, conocidas por su gran importancia cinegética y por la ganadería Conde de Mayalde, entre otras cosas.
Desde Mazarambroz comienza una ruta que te llevará a la Vereda del Fraile, un paraje donde es fácil cruzarse con senderistas y ciclistas en un paisaje rodeados de robles, encinas, torviscos y todo ello con la fauna característica del lugar (jabalíes, corzos, ciervos, linces,…).
La Vereda del Fraile tiene ese nombre porque se enlaza con el Convento del Castañar, lugar donde estuvo destinado el Cardenal Cisneros… de ahí, que otra vereda de un paisaje espectacular también reciba el nombre del Camino del Rey.
Otros lugares cercanos con el mismo paisaje son San Pablo de los Montes y Ventas con Peña Aguilera.
Sierra de Noez, Pico Marica y Cerro Pedro
Entre las primeras estribaciones de los Montes de Toledo se encuentra la Sierra de Noez (1.034 metros). Esta sierra se distingue perfectamente entre la meseta castellana y los Montes de Toledo.
Además, cuenta con información explicativa sobre las trincheras de la última Guerra Civil, realizadas a partir de septiembre de 1936. La Sierra de Noez cuenta, también, con paneles interpretativos de puesta de sol y de los astros, ya que es un lugar especial para disfrutar del turismo astronómico, con unas fotografías de las estrellas realmente increíbles. La ruta forma parte de los Senderos de Diputación, Senderos de las Trincheras (PR-TO 23).
No muy lejos de Noez se sitúan las localidades de Ajofrín, Chueca y Nambroca, que comparten el Pico Marica (944 metros) y el Cerro Pedro (929 metros). Entre acebuches, esparteras y jarales están escondidas trincheras y nidos de ametralladoras, que hoy en día es el hogar de pequeños reptiles y animales de sangre caliente.
La Jara y tierras de Montalbán
La ruta comienza en San Martín de Montalbán, pequeña localidad que tiene dos grandes hitos como son la ermita de Santa María de Melque (siglo VII), la fortaleza de Montalbán (el único edificio con muestras templarias en la provincia) y cómo no, sus rutas por las márgenes del Torcón, que están señalizadas.
Los pueblos ribereños del Pusa y del Sangrera (San Bartolomé de las Abiertas, Santa Ana y San Martín de Pusa), además de ofrecer unos parajes muy bellos, tienen una gastronomía muy rica, destacando los mazapanes de San Martín de Pusa, el aceite de las almazaras de Santa Ana y Los Navalmorales o sus productos de chacinería.
También cuentan con rutas señalizadas por los Senderos de Diputación, el valle del río Sangrera (PR-TO 35) en el término de San Bartolomé, desde donde se aprecia los distintos paisajes de La Jara, Montes de Toledo y Sierra de Gredos.
Semana Santa (Urda y Navahermosa)
Para los amantes de la Semana Santa también hay oferta en Urda y Navahermosa.
Comienza el recorrido en Urda por la importancia del Santísimo Cristo, una talla en madera de finales del siglo XVI, del imaginero toledano Luis de Villoldo. Cristo, que a finales de septiembre celebra su festividad con peregrinos desde todos los puntos de La Mancha y de la zona castellana. Además, muy cerca de la Iglesia del Cristo de Urda está situado el Museo de Guerrero Malagón, uno de los mejores artistas expresionistas de toda España. Sus lienzos sobre Toledo o la posguerra tienen merecida fama mundial.
Por otro lado, la localidad de Navahermosa, a los pies del Parque Nacional de Cabañeros, cuenta con un Cristo Crucificado de finales del siglo XVIII, procedente de la Iglesia de San Francisco Neri de Toledo.
Navahermosa, además, posee varias rutas bien señalizadas (Paraje de la Hoz de Carboneros, La Galinda, la del Arroyo Merlín o la del Castillo de Dos Hermanas) y cuenta con una rica gastronomía para acompañar el viaje: colmenas, chacinerías, almazaras, queserías y afamadas pastelerías que harán la delicia de los paladares más exigentes.
Ruta Castillos (Almonacid-Manzaneque-Mascaraque-Mora y Guadamur-Polán)
Toledo a partir del 1085 es tierra de frontera, tierra de reconquista árabe y cristiana, por esta razón, la ciudad está jalonada de muchos edificios defensivos, cada uno con su arquitectura característica.
Empezamos la ruta por la zona oeste de Toledo, en Almonacid de Toledo, un castillo de origen árabe que fue destruido en la Guerra de Independencia. Desde el cerro del Castillo se divisan las siguientes fortalezas en Manzaneque y Mascaraque (este último de propiedad privada), que no tenían función defensiva, ya que fueron construidos a finales del siglo XV y su uso era simplemente residencial.
También en Mora se encuentra el Castillo de Peñas Negras, construido en la época de Abderramán III y que hoy se encuentra en restauración.
Al este de Toledo, muy cerca de Puy du Fou, existe uno de los castillos mejor conservados de finales del siglo XV, el Castillo de Guadamur, que por su arquitectura muestra que no tuvo uso defensivo, a diferencia del castillo que se encuentra en la localidad vecina de Polán. Ambas localidades comparten una ruta, la Ruta de los Tres Castillos (PR-TO 38).
Para finalizar el recorrido por la zona, existe la opción de disfrutar de un aula de naturaleza en el término de Polán, el Aula del Borril, donde grandes y pequeños podrán ver todo tipo de animales que viven en esta zona, incluidos linces que están en proceso de readaptación a la naturaleza tras sufrir algún accidente.