Volvían las novilladas con picadores al abono del ciclo de San Isidro 2022 y lo hacían de la mano, de una ganadería toledana: Conde de Mayalde. Una ganadería de garantías y que ha dado motivo suficientes en los últimos años para estar entre las grandes ferias.
La novillada de Mayalde se esperaba con gran expectación y de hecho se había registrado una gran entrada en los tendidos. Casi 16.000 espectadores habían entrado la plaza de toros de Las Ventas, aunque la sensación era de alguno más…
Mayalde había preparado y confeccionado una novillada muy bonita de capa, pareja y con una reata bastante interesante para la terna. No podían faltar Hortelanos, Chorlitos, Escultor… los nombres típicos de esta casa ganadera.
Novillada para una terna formada por Santana Claros, Isaac Fonseca y Álvaro Burdiel.
Abrió la tarde pasada las 19.00 horas Santana Claros ante un novillo al que no le terminó cogiendo el aire al animal. El de Mayalde brusco en sus embestidas pero con mucha nobleza a la vez. Faltó firmeza y sobre todo mando por parte del novillero.
Se tiró con todo a matar y recibió una fea voltereta que terminó en cornada, tras hacer público el parte médico, la plaza de toros de Las Ventas. En ningún momento se apreció que estuviese herido -ni en su primero, ni en su cuarto- sin vender nada aguantó firme sobre el ruedo.
Al cuarto, le faltaron fuerzas. Muy justito ya desde su salida de toriles. Estuvo voluntarioso Santana Claros tanto con el capote como con la muleta. Con gusto y dejando algún remate por bajo con sabor.
Issac Fonseca gozó del mejor lote de la tarde. Un lote que por reata no podía fallar y que posiblemente era de puerta grande.
A su primero se le cargaron en varas. Fue masacrado en el tercio y no se pudo ver en la muleta a un animal que quedó totalmente inválido para su lidia. El novillo no se mantenía en pie y debió de ser devuelto desde la presidencia. La afición se quedó privada de no ver a Fonseca con la res. Matando de un volapié perfecto a su animal.
El quinto tenía mucha leña que cortar. ‘Hortelano I’ era bravo y el de Mayalde se arrancaba de lejos. Fonseca sabía que podía ser y no iba a dejarse nada por su parte.
Recibo capotero para poner en pie a Madrid donde se estiró a la verónica. Mal picado, pero no masacrado como su anterior, esta vez sí le iba a valer. Y vaya que sí le iba a valer…
Fonseca se fue a los medios y se echó rodillas en tierra. Ahí mismo y por ahí se le pasó sin penas ni glorias por delante y por detrás. Sin moverse un ápice. Emocionando a los tendidos por pasarse tan cerca al de Mayalde, dando todo de verdad. Cómo sería que se cambiaron los “Viva España” por los “Viva México”.
Mucho valor
Toreó con mucho valor y con la montera en su mano citando de largo al de Mayalde que se venía a la muleta. Rugió Madrid y rugió de verdad. Fonseca lo sabía. Si lo mataba bien, posiblemente estábamos hablando de puerta grande. Pero lo pinchó, hasta en dos veces. A la tercera lo mató pero ya no valía…
No valía para salir por la puerta grande, pero sí para dar una clamorosa vuelta al ruedo de muchísimo peso, por su actuación. Las lágrimas invadían el rostro del mexicano. Lo que pudo ser y no fue.
Álvaro Burdiel poco pudo hacer con el primero de su lote (tercero de la tarde) que tuvo la misma tónica que sus hermanos anteriores. Flojitos de salida y muy justos. Prácticamente podríamos estar hablando de dos partes diferentes en la novillada.
El de Mayalde no tenía apenas fuerzas pero tenía una calidad tremenda. Burdiel dejó un recibo muy torero con el capote y con la muleta no llegó a encontrarse, donde se pasó hasta de faena.
Con el sexto y último que cerraba plaza fue otro cantar. Nada que ver con su anterior. Cabe decir que fue otro gran novillo de Mayalde. Burdiel pudo tocar pelo en esta ocasión de no haber pinchado con los aceros.
Toreo con gusto con el capote y dejó una descomunal media con la rodilla en tierra prácticamente en los medios. La faena con la muleta fue de menos a más y acabó calando en los tendidos. Toreando en redondo.
Burdiel tiene un aire muy castellano y un concepto muy interesante que plasmó en los tendidos. Las tandas finales de la faena fueron exquisitas por abajo con mucho pellizco y mucho sabor. Pero lo pinchó.