El Museo del Greco de Toledo expone hasta el 3 de marzo La oración en el huerto de Domenicos Theotocopoulos, un cuadro encargado para la iglesia de Santa María la Mayor, de Andújar (Jaén), que durante tres siglos pasó desapercibido, hasta que fue redescubierto en 1914, y que luego se salvó “milagrosamente” de la Guerra Civil.
El Greco pintó un buen número de pinturas sobre la escena del huerto de Getsemaní y, de hecho, hay una docena localizadas en Francia, Florencia, Buenos Aires, Ohio o Budapest; pero en Toledo no hay ninguna, por lo que el Museo ha considerado “muy interesante” contar con una pieza de una serie “tan significativa” en la producción del pintor cretense.
Así lo ha explicado hoy el director del Museo, Juan Antonio García Castro, durante la presentación de esta “magnífica obra” del Greco, que es la pieza invitada en Toledo hasta el 3 de marzo y que, como muchas otras pinturas, ha vivido una singular trayectoria histórica.
El Museo del Greco expone, sobre todo, retratos, pero carece de escenas pintadas por el Greco como es este cuadro de la iglesia de Andújar, en el que se aprecian tres grupos: Jesús arrodillado ante un ángel; los apóstoles Pedro, Santiago y Juan dormidos, y un grupo de soldados conducidos por Judas Iscariote.
“No es nueva la iconografía, pero el Greco sabe adaptarla a su manera de pintar, introduciendo elementos de su etapa de formación bizantina y elementos tomados, probablemente, de otros autores que él ya había conocido”, como Mantegna, Tiziano o Tintoretto, ha señalado el director.
El lienzo fue contratado por Antonio Sirvente de Cárdenas, un noble que presidió la Chancillería de Granada y que también presidió el patronato de la capilla mayor de la iglesia de Santa María de Andújar, motivo por el cual solicitó hacerse cargo del retablo que se instalaría en la capilla y contrató a diferentes pintores, entre ellos el Greco.
La historia
Aunque se desconoce la fecha de autoría, fue en 1606 cuando este noble andaluz pidió al alcalde hacerse cargo del retablo por lo que sería un momento “probable” para establecer la fecha, aunque hay especialistas que se remontan hasta 1595 y otros llegan hasta 1610.
Con todo, el cuadro pasó bastante desapercibido, dentro del retablo, durante tres siglos, hasta que en 1914 un canónigo aragonés que llegó a Andújar para predicar redescubrió ese greco, que no estaba en buenas condiciones de conservación por lo que se aconsejó su restauración.
El cuadro fue trasladado al Museo del Prado para su restauración por parte de Jerónimo Seisdedos, algo que sucedió apenas dos meses antes del inicio de la Guerra Civil (1936) y esto hizo que “se salvara” ya que el retablo de Andújar se quemó por completo durante la guerra y con él todas sus obras.
“Está vivo de milagro”, ha señalado García Castro, que ha apuntado que solo se salvó del retablo “esta magnífica obra” que en 2014 estuvo expuesta en el Museo del Prado ya que formó parte de El Greco y la pintura moderna, una de las exposiciones organizadas con motivo del cuarto centenario de la muerte del pintor.
El cuadro lleva la firma original de Domenicos Theotocopoulos, en caracteres griegos y en minúscula, y tiempo después se añadió, al lado de la firma, en caracteres latinos y en mayúsculas El griego de Toledo.