La estatua de Federico Martín Bahamontes, en Toledo, cumple tres meses desde su inauguración en el homenaje que la ciudad le dedicó a esta figura del ciclismo nacional y ha conseguido ya un gran éxito de afluencia e interés por parte de visitantes y toledanos por lo que ya es un nuevo foco turístico.
La estatua que representa a El águila de Toledo, que acaba de cumplir 90 años, se instaló el pasado 6 de mayo en el Miradero como homenaje de la ciudad de Toledo a su mejor embajador como primer ganador español del Tour de Francia en el año 1959 y pionero del ciclismo en España.
La concejala de turismo de Toledo, Rosana Rodríguez, ha explicado a Efe que han observado que en poco tiempo el enclave se ha convertido en un “referente fotográfico de la ciudad, que pese a su corto periodo de existencia se ha convertido en un enclave único para turistas y viajeros”.
“Bahamontes es una leyenda viva de Toledo, reconocible por todos los amantes del ciclismo por su capacidad de esfuerzo y tesón que históricamente añade la dificultad del tiempo en que logró su mayor éxito deportivo”, ha declarado la concejala.
El lugar es importante desde el punto de vista turístico y también “desde el punto de vista de las redes sociales”, según destaca Rodríguez, que cree que aportan una experiencia personal a cada una de las publicaciones donde aparezca este enclave en forma de fotografía.
“Un enclave turístico”
Además el fondo paisajístico que tiene la escultura es “muy significativo” y Rosana Rodríguez ha asegurado que en poco tiempo ya se ha convertido en un enclave más que reconocible de la ciudad.
Son muchos los turistas que cada día se paran al pie de esta escultura para contemplarla o hacerse fotos con ella y no es raro encontrarla acompañada a cualquier hora, ya sea por el gran tránsito que tiene la subida donde está expuesta, cerca de la céntrica plaza de Zocodover y al pie de las escaleras mecánicas, o porque al público le llame la atención.
Algunos de ellos han comentado a Efe que reconocen la figura del mítico ciclista, no tanto los extranjeros que no obstante se interesan por conocer la historia de Bahamontes, aunque algunos más mayores y de nacionalidad francesa sí lo han reconocido, como han asegurado a este medio desde la Oficina de Turismo.
En una época donde el deporte no estaba valorado igual que ahora ni tenía las mismas ayudas, como reconoce el presidente de la Federación de Ciclismo de Castilla-La Mancha, Vicente Alumbreros, la figura de Bahamontes se convirtió en un “emblema internacional” que no se olvida.
Desde la Federación de Ciclismo regional han valorado la importancia que tiene Federico Martín Bahamontes en Castilla-La Mancha.
Referente para los deportistas
“Cuando un deportista tiene éxito internacional en cualquier tipo de deporte, este sale reforzado en todos los aspectos”, ha comentado Alumbreros a Efe, al mismo tiempo que ha incidido en la importancia de “poner en valor estas figuras para la proyección de los jóvenes deportistas”
Desde la Concejalía de Turismo aseguran que han recibido varias llamadas durante estos primeros meses de aficionados que visitan Toledo interesándose por la escultura y preguntando dónde se puede contemplar.
“La figura de Bahamontes representa un referente para los deportistas más jóvenes y su estatua llama la atención de un perfil de turismo motivado por el deporte”, ha destacado Rosana Rodríguez.
En este sentido, la concejala ha valorado que “la concejalía de turismo busca un perfil de turista que interacciona con el entorno natural y con el medio histórico que una ciudad como Toledo puede ofrecer, y en ese sentido, esta escultura ha sido todo un éxito”.
Bahamontes, que es natural de la localidad toledana de Val de Santo Domingo, reconoció mostrarse muy feliz, hace tres meses cuando tuvo lugar este esperado y merecido homenaje en el que estuvo acompañado por cientos de admiradores, algunos tan ilustres como los también campeones del Tour de Francia Miguel Induráin, Carlos Sastre y Perico Delgado.
La escultura, una obra en bronce a tamaño real, obra del escultor Javier Molina, esta colocada en el Miradero de Toledo y representa al ciclista subiendo un puerto de montaña en actitud de esfuerzo, una de sus especialidades por las que logró seis veces el maillot de la montaña.