Las ordenanzas municipales de Talavera de la Reina para este año, el 2016, fueron aprobadas por unanimidad. La propuesta de Ganemos Talavera, con una bajada real en recaudación en el Impuesto de Bienes Inmuebles del 10 por ciento, venía a poner raciocinio en el desaforado incremento recaudatorio de los últimos años, gracias al denominado “catastrazo”, que había incrementado la recaudación artificialmente, y por este impuesto, en cerca de un 100 por cien. La bajada real de recaudación al final fue “bien” vista por el resto de grupos de la corporación, y se acabó aprobando por mayoría. Pero este año la cosa ha cambiado.
En un año las cosas en el Ayuntamiento se han “normalizado”, y lo que va para 2017 es muy distinto. Ciudadanos ya ha sido llamado a capítulo, que el “calambrazo” de las últimas generales -la sombra de pasar a ser el nuevo UpyD, y la absoluta aquiescencia nacional al PP- tiene su trasunto en lo local, que esas cosas al final son así, y donde manda capitán el marinero ya se sabe. El Psoe, apoyando de aquella manera a Rajoy en el Congreso de los Diputados, ha traído unas propuestas donde si bien prosigue en la senda de bajada de recaudación de IBI, plantea soluciones que en muchos casos se quedan fuera de la ley o son simples propuestas de organizaciones empresariales. Pese a que Ganemos ha hecho una propuesta similar a la del año pasado, incluso reduciendo el porcentaje de bajada de IBI -hay que pagar, entre otras cosas, un plan de empleo en 2017-, que ha sido frontalmente rechazado. Lo que el año pasado era válido, este año es un disparate. Evidentemente, ya todo está atado y bien atado, quizá para el resto del mandato.
El escenario ya se ha clarificado lo bastante, y el ganador ha sido el PP, y Jaime Ramos a la cabeza. La paz consistorial, difícilmente esperable hace apenas un año y pocos meses, va siendo una realidad, y la minoría del PP ya va siendo definitivamente una mayoría de facto. El intento de reventar Ganemos Talavera también ha tenido sus consecuencias, no en el fondo ni la intensidad, sino en las formas. Tanto que incluso se agradecen “servicios prestados” a los concejales tránsfugas, votando a favor por parte del equipo de gobierno de alguna de sus propuestas a Ordenanzas, eso sí meramente simbólica y sin fondo recaudatorio. Un detalle.
La sedimentación política en el consistorio talaverano va definiendo sus estratos. Las cosas caen por su peso, y al final se recupera el escenario del anterior mandato. La responsabilidad de la situación es compartida, pero sobre todo recae en una oposición incapaz de articular una propuesta unívoca y aglutinadora. El tiempo es el mejor -por implacable- juez, y va dictando un escenario atomizado y disgregado, donde el orden y la visión de proyecto de ciudad se hacen más necesarios que nunca. Lo que hay a la izquierda de PP y Ciudadanos, lo que piensa en clave de ciudad y buscar alternativas para Talavera, está llamado a hacer autocrítica, organizarse y ponerse a trabajar con método. Si no, ya sabemos lo que hay. Aunque quizá eso sea lo que interesa, dentro y fuera del Ayuntamiento, y a unos y a otros.