Los dos primeros ejemplares de águila perdicera que han nacido en cautividad de forma natural, sin recurrir a la inseminación artificial, en un centro de recuperación de la Junta de Comunidades, concretamente en el Centro de Estudios de Rapaces Ibéricas (CERI) de Sevilleja de la Jara, han sido liberados esta mañana en los Montes de Toledo.
La introducción en el medio natural de estas dos águilas perdiceras, una especie en peligro de extinción, se ha realizado mediante la técnica de ‘crianza campestre o hacking’ que consiste en el mantenimiento temporal de los dos pollos en un jaulón de suelta, tras su radiomarcaje con emisores satélite, “con el fin de que completen su desarrollo y se acostumbren a la zona de suelta, para su liberación posterior definitiva una vez desarrollen completamente el plumaje y la capacidad de vuelo”, según ha explicado el director provincial de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, José Luis Rojo Braojos, quien asistía a la suelta de estos dos ejemplares.
De esta forma y durante unos días –añadía el director provincial-, las dos jóvenes águilas perdiceras continuarán siendo alimentadas y controladas a distancia por personal dependiente de la Consejería, “para comprobar que su proceso de adaptación al medio natural se produce con normalidad”.
Los dos pollos, que nacieron en cautividad de forma natural el pasado mes de marzo en el CERI de Sevilleja a partir de dos ejemplares adultos irrecuperables para la vida en libertad por sus lesiones, han sido criados desde su salida del cascarón por sus padres para evitar que se acostumbraran a la presencia humana. Y al cumplir la edad aproximada de 50 días es cuando han sido trasladados a la instalación de ‘hacking’, construida por personal especializado de la Consejería en una zona de los Montes de Toledo con el hábitat favorable para esta especie, para su liberación definitiva.
Los dos ejemplares reproductores adultos ingresaron hace años en el CERI de Sevilleja con lesiones irreversibles para su vuelta a la naturaleza, debidas a electrocución en el caso del macho y a un traumatismo en el de la hembra, y desde entonces han sido cuidados por el personal del CERI.
El águila perdicera es una especie seriamente amenazada y en regresión a nivel global, debido a la elevada mortalidad de ejemplares, especialmente juveniles y subadultos, causada principalmente por la electrocución en tendidos eléctricos y, en algunas zonas, debido a la persecución directa, a molestias en sus nidos o a la falta de alimento.
Territorios
En cuanto a la delimitación de territorios y dentro de la provincia de Toledo, las ‘áreas críticas’ para la conservación del águila perdicera el Valle del Tiétar y los embalses de Rosarito y Navalcán, los Montes de Toledo, la Sierra de San Vicente, las Barrancas de Talavera, los Yesares del valle del Tajo; así como otras zonas, márgenes y laderas de los ríos Tajo y Guadiana, que también están incluidos en las Zonas de Especial Protección para las Aves (ZEPA), además del cañón del arroyo de Guajaraz, en el término municipal de Toledo, y Montrueque, en el término municipal de Santa Cruz de la Zarza.
Igualmente, en lo que afecta a la provincia de Toledo, se consideran ‘zonas de dispersión’ para la población juvenil del águila perdicera el área esteparia de la margen derecha del río Guadarrama, los sotos del río Alberche, así como los valles del Tiétar y Alberche, además de un detallado listado de zonas parciales naturales pertenecientes a más de 50 términos municipales toledanos.