El césped del campo de fútbol municipal de El Prado de Talavera de la Reina lleva lustros dando que hablar.
Los cientos de jugadores y la veintena larga de técnicos que han pasado por la entidad blanquiazul en los últimos 25 años han lamentado y criticado un terreno de juego que raro es verlo en perfectas condiciones por mucho tiempo.
Sustitución con tepes, nuevos drenajes y sistemas de riego, replantaciones y abonos, tiempos y horas de riesgos, fumigaciones contra hongos colonizadores o suspensiones de entrenamientos… se han sucedido atendiendo al estado de la hierba.
Una cantinela que se repite periódicamente y que perjudica al fútbol y a los futbolistas locales y deteriora la imagen que se exporta de la ciudad a los equipos y aficionados foráneos. Pero la historia reciente tiene el sello del despropósito.
Brindis al sol
El anuncio realizado el pasado mes de enero por el alcalde saliente en Talavera de la Reina, Jaime Ramos, de sustituir el maltrecho césped del Municipal El Prado se quedó en eso, en un anuncio que copó titulares en la prensa de la ciudad y nada más.
Según ha podido saber este digital, en el Ayuntamiento de Talavera no hay ningún informe, ni estudio, ni proyecto y, mucho menos, había presupuesto y partida consignada para acometer esa obra.
Un brindis al sol a unos meses de unos comicios que ya no pintaban bien para el PP y una declaración de intenciones finalmente sin sustancia que, sin embrago, fue realizada con tiempo como para haberla llevado a cabo, lo que ejemplifica el trato que el deporte de la Ciudad de la Cerámica recibió en la pasada legislatura.
Ya ese día 13 de enero, cuando Ramos a través de su cuenta de Twitter escribió a los pocos minutos de arrancar el partido liguero entre el CF Talavera y el FC Jumilla que se cambiaría el césped de cara a la próxima temporada, sorprendió que no hiciera alusión a lo que cuatro meses antes había manifestado públicamente la por entonces concejala de Deportes, Montaña Palacios, y que era que el sistema de riego automático era el “culpable” del mal estado de la hierba; “se arreglará pronto”, apostilló entonces, sin atisbarse que se sopesase cambiar la superficie.
Un hongo recurrente
Antonio Álvarez era conocido para Ramos y Palacios. Para el primero, porque él le nombró concejal delegado de Deportes en 2015; y para la segunda, porque fue ella quien le sustituyó en el cargo cuando entró a formar parte del Ejecutivo municipal para “poder realizar una mayor y mejor labor” y “por el bien de Talavera”.
En agosto de 2016, en otro episodio a causa del maltrecho césped, Álvarez desestimó públicamente que fueran los abonos utilizados para vigorizar el césped los que habían generado calvas marrones sobre el terreno de juego. El edil, médico de profesión, afirmó que el causante de ese deterioro era un hongo que se hacía presente con el calor y que provocaba ese aspecto marrón que presentaba la hierba en algunos puntos y su práctica desaparición en otros. Era cuestión de fumigarlo para erradicarlo y el terreno de juego volvería a ser una “alfombra”.
Así fue y así es. Porque según ha podido saber hemeroteca.ahoraclm.com los problemas que presenta en la actualidad el césped del Municipal El Prado son idénticos a los de hace ahora tres años, lo que pone en cuestión los conocimientos sobre el tema, las intenciones y las declaraciones de alcalde y concejala salientes hace unos meses.
Y es que ese hongo ha vuelto a aflorar y ya se actúa para poder erradicarlo con un tratamiento fungicida, lo que ha obligado a reducir los entrenamientos del primer equipo en El Prado en tanto en cuanto no se consiga. De momento, habría satisfacción en el resultado que está dando ese tratamiento pues esas clavas ya empiezan a presentar otra imagen.
La sustitución, en cuarentena
Así las cosas, el nuevo Gobierno salido tras las elecciones municipales del 26 de mayo en Talavera de la Reina se encontró con una situación rocambolesca. Estaba anunciado un cambio de césped pero nada se había hecho y la pretemporada estaba a unas escasas fechas de comenzar.
En principio se acordó con la entidad blanquiazul estudiar el asunto de cara al próximo verano, y actuar, en caso de ser necesario, nada más acabar la temporada para no perjudicar los intereses deportivos del equipo.
Esas obras de sustitución del césped son caras, por lo que seguramente requerirán una licitación pública y la consiguiente previsión presupuestaria en unas arcas municipales nada boyantes.
Empero, ahora todo esto queda en cuarentena, a expensas de la evolución con el actual tratamiento y los mimos y cuidados que reciba esa hierba durante la campaña futbolística para saber qué hacer en el futuro. De momento esos anuncios vacuos de sustituir el césped y/o los aspersores se alejan de ser la solución a tomar al final de temporada. El tiempo lo dirá.